"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional

409 Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional CONTENIDO catalogado desde un comienzo entre los mejores candidatos debido a su hoja de vida. Más allá de los méritos de todos los ternados, surgió un ingrediente nuevo en esta elección, en la que además de calificarse a las ternas como liberales o conservadoras, se adujo que la elección de los siete magistrados había sido producto de acuerdos políticos entre los partidos, para justificar algunas de las elecciones que se con- sideraron “sorpresivas”. Ahora bien, suele atribuirse a la persona disciplinada un pensamiento conservador, lo cual no deja de ser un estereotipo. Cuántas personas conocemos que proclaman su liberalismo y observan una disciplina espartana en su vida personal y profesional, y, por otro lado, cuántos se dicen conservadoras y carecen de la puntualidad y constancia que caracterizan un proceder disciplinado y desdeñan el orden y la autori- dad. En el magistrado Monroy sí coincidían ambas condiciones perso- nales y profesionales: la disciplina y un talante conservador. Aunque afirmaba rotundamente que su disciplina derivaba de una convicción ideológica basada en el orden y la autoridad, además de ser un católico convencido, no fue un conservador militante, dogmático y fanático. Si repasamos las sentencias que sustanció como ponente, el magistrado Monroy Cabra, ciertamente, no puede adscribirse a una sola ideología política o partido, puesto que, así como se opuso, con fundamento en normas de la Constitución, a la despenalización del aborto, varias de sus sentencias abrieron la puerta para el reconocimiento de derechos a las parejas del mismo sexo y sentaron reivindicaciones de orden so- cial y progresista. Su tolerancia para escuchar atentamente todos los argumentos y visiones e interpretar de forma equilibrada y armónica la normatividad constitucional lo caracterizaron como un jurista de su tiempo y un magistrado justo y equilibrado. Casi que podría decirse que era un jurista de centro. Su vida pública y privada, sus obras y enseñanzas son un legado de su convicción profunda por la democracia, la justicia, el Estado de de- recho, el bien común, la estabilidad jurídica, la soberanía y la vigencia de los derechos humanos. Su concepción política fue, sencillamente, la que consagra la Constitución que juró cumplir y defender.

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