"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional

386 ‘In memoriam’ Marco Gerardo Monroy Cabra CONTENIDO procesal, de la presentación de una excelente demanda, del manejo de términos, de las etapas procesales y de las excepciones. Sin embargo, la condición de genio del derecho de mi padre y de excelso jurista se reflejaba, sobre todo, en la elaboración de unos inmejorables ale- gatos de conclusión, unos óptimos recursos de impugnación y unos incontables autos y sentencias, célebres e inmortales en varias de las instancias judiciales de decisión, que se jactaron de tenerlo como un funcionario judicial dotado de una alta gama de virtudes intelectuales y morales. Mi padre siempre fue un adalid de la protección de los derechos hu- manos, y fruto de este inusual y, en extremo, elogiable involucramiento en el tema, escribió un destacado tratado, Los derechos humanos , que trata sobre la necesidad de amparar de manera vigorosa e integral los derechos humanos, incluyendo los derechos de la libertad, los dere- chos sociales y económicos, y los derechos difusos y colectivos que surgieron en la posguerra; entre estos, el derecho al ambiente sano. Siempre subrayó la importancia de proteger el ambiente y los recur- sos naturales, lo cual dejó una huella imborrable en mi hermano y en mí, profesionales de esa disciplina de la ciencia jurídica y de gestión. Esta obra jurídica sobre derechos humanos también incluyó los orga- nismos internacionales, las normas morales y jurídicas para su ampa- ro, los principios internos e internacionales que gobiernan este tema cardinal, las organizaciones no gubernamentales y todos los aspec- tos relativos a un tema de suma trascendencia en la agenda nacional e internacional. Cabe resaltar que, además, mi padre escribió otra obra sobre la protección internacional de los derechos humanos en el plano continental, titulada La Convención Americana sobre Derechos Humanos . Ese interés por velar por la protección de estos derechos inalienables, en el plano académico lo complementó con el hecho de que se des- empeñó como miembro y presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a finales de la década de los 70 y comienzos de los 80, por un lapso de diez años. En tal cargo visitó presidentes, dictadores y realidades de los países de Latinoaméri- ca, que padecían el complejo flagelo de la violación de sus derechos

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