"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional
379 Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional CONTENIDO Privado, entre muchas otras, en muchas y muy prestigiosas universi- dades, en el país y, en ciertas ocasiones, afuera de las fronteras. En efecto, mi padre fue catedrático, en Colombia, de las universida- des Santo Tomás, Externado de Colombia, Libre, La Gran Colombia, Sergio Arboleda, los Andes, Militar Nueva Granada, la Pontificia Uni- versidad Javeriana y la Academia Superior de Policía. De la misma manera, fue profesor invitado de varias universidades extranjeras, como la Universidad Nacional de Costa Rica, American University, en Washington D.C., la Universidad de Lima, la Universidad de las Naciones Unidas y la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, entre otras. En su calidad de decano, mi padre creó varias especializaciones, entre estas la Especialización de Derecho Ambiental en la Universidad del Rosario, con lo cual él sabía que yo podía transmitir mis conocimien- tos en la materia, desde muy joven, como yo era en aquella época. Me daba frecuentemente consejos, como decir: “Los libros que escriba, mijo, que sean sólidos, porque son una mejor carta de presentación que una hoja de vida”. En el acontecer cotidiano, con alguna frecuencia escucho frases agra- decidas de un sinnúmero de personas que recibieron, cuando mi papá era decano, su auxilio útil y conducente –muchas veces en momentos límite–, y que pintan, fehacientemente, a mi padre como maestro, pero también como la persona bienhechora, humana y compasiva que era: “Su papá me salvó la carrera”, “El mejor profesor que tuve”, “Su papá me nombró en ese importante cargo académico”, “¡Qué gran maestro era su papá!”, “Su papá me dio una beca, que me rehízo como profe- sional”, “Ya no nacen juristas y maestros del derecho como su papá”, “Pensé que no me iba a graduar, hasta que llegó su papá, cuando era decano”, “Su papá me dirigió mi tesis laureada”. Las frases mencionadas, basadas en su labor como decano y como maestro de maestros, repletas de gratitud y reconocimiento, han pro- venido de muchos abogados, de magistrados, de ministros e, incluso, de expresidentes, que han reconocido, pletóricos, la huella dejada por mi padre.
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