"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional
371 Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional CONTENIDO de Estudios Diplomáticos e Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano; en 1962, se especializó en Derecho Laboral, en la Universidad Javeriana; en 1969, realizó el Diplomado en Derecho de Menores, en la Universidad del Sagrado Corazón, de San Juan, Puer- to Rico; y obtuvo, entre 1967 y 1989, su Diploma como Auditor en la Academia de Derecho Internacional de La Haya, en sus sesiones exteriores en Buenos Aires, Argentina y Bogotá, Colombia. Su vida familiar, modelo de amor infinito y entrega desmedida En el plano personal, era un esposo amoroso y comprometido, que formó un hogar hermoso, duradero y admirable, de casi 52 años, con su esposa Elsa, también abogada. Un padre cariñoso y ejemplar, consejero, amigo y colaborador en todas las necesidades de sus hijos Marco Gerardo, Juan Carlos y Sylvia Elsa. Un abuelo tierno y cariño- so, demasiado consentidor de su nieto Luca y muy amigo de este, a quien llamaba “el ciudadano”. No en vano estuvo más de cinco décadas casado con su esposa, que, incluso, fue su alumna en las clases de derecho en la Universidad del Rosario, y hasta el último día de su existencia, fue su cómplice en la formación de un muy hermoso hogar, su compañera de batallas, su amor puro y auténtico y su amiga incondicional para compartir la coti- dianidad, con un lujo de expresión, de los sentimientos más sublimes, a los que rendía culto en su hogar, como adoración, apoyo, amistad, devoción, comprensión y solidaridad, para darle a sus hijos lo mejor en todos los ámbitos, incluido el ejemplo, en su accionar, en todas las esferas de un hombre que era un verdadero dechado de virtudes, como ninguno. Mi padre siempre fue un esposo, un padre y un abuelo bueno, dulce, tierno, leal, fiel, cariñoso y generoso. En su dimensión de esposo, cabe destacar, mi padre la desplegó de manera ejemplar, amorosa, virtuosa y entregada con su esposa, a quien amó profundamente, y que fue su apoyo permanente desde que mi padre emprendía, en sus comienzos, su triunfante recorrido como jurista, como juez, luego como diplomático, como magistrado de varias altas cortes, como decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, como árbitro y como tratadista, entre
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