"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional
369 Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional CONTENIDO raíces humanistas”. Entre su gran dechado de virtudes, como que estaba dotado de una alta gama de estas, le rendía culto a la nobleza, a la dulzura, a la humildad y a la vocación de servir, con desinterés y sencillez, a todo ser humano que lo requiriera. Al respecto de la gratitud, virtud excelsa que practicaba con el máximo rigor, expresaba, noble, en los discursos dirigidos a los sacerdotes y directivos de su Colegio Agustiniano: La excelencia de poseer la gratitud eleva al hombre sobre el común nivel de los humanos y es una joya preciosa que adorna la existen- cia humana. La quintaesencia de la gratitud radica en que se trata de una virtud que existe en lo más recóndito del corazón. Exage- rando un poco, diríamos que es una virtud innata. Posteriormente, concluyó: “La gratitud es el rocío con que riega Dios las almas nobles y grandes”. Mi padre, a lo largo de su vida, fue un jurista sólido, genial, talentoso, justo, probo, juicioso e intachable; un maestro de maestros, un cate- drático, un profesor, más que prominente, sobresaliente y estudioso en varias ramas del derecho. Sus palabras expuestas, alguna vez, so- bre los valores que debía tener un abogado reflejan, de manera clara, sus virtudes: “Es necesario vivir la realidad de lo humano, tratar de conocer y comprender, con suma prudencia, la ciencia del derecho, tener sentido de caridad y misericordia”. Dotado de una disciplina férrea y constante, que se reflejó en todo lo que hacía, en su capacidad laboral –de los juristas excelsos de antes, en el mejor sentido de la palabra–, en sus magnas actuaciones jurídi- cas, en su asombrosa fecundidad como tratadista eximio, reflejada en sus famosos, sólidos e inmortales tratados de derecho, y en su bella vida personal: cuando hacía ejercicio, caminando juicioso, en su ban- da caminadora, y cuando madrugaba a escribir documentos –relativos al derecho– de diversa índole, incluso famosos tratados jurídicos, di- choso en su computador, hasta los domingos. Un jurista eminente, un genio del derecho, dominador sin igual de varias ramas de la ciencia jurídica, con lujo de lucidez, talento y
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