"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional
368 ‘In memoriam’ Marco Gerardo Monroy Cabra CONTENIDO Un hombre virtuoso, un maestro de maestros, un jurista de todos los tiempos Juan Carlos Monroy Rosas Un ser humano virtuoso y versátil en los caminos del derecho Frente al inmenso honor de escribir una semblanza de mi padre, no puedo expresar sino amor, orgullo, admiración y nostalgia. Mi padre era mi ángel y el de mi familia, en todos los aspectos de la existencia. Un hombre, ante todo, en extremo virtuoso, admirable y meritorio, todo un grandioso ejemplo de vida, que irradiaba tal condición en cada una de las esferas en que se desenvolvía. Como expresó en su discurso como bachiller del Colegio Agustiniano de Bogotá, sabedor de los requerimientos de la excelencia, en 1957: Al triunfo no se llega por un sendero pletórico de flores, con las manos llenas de placer, y el corazón alegre, sino subiendo la escar- pada montaña del fracaso, con los pies sangrando, por las espinas del camino. Mirando, siempre, hacia la cumbre. Mi padre disfrutaba, como persona, jurista, maestro, juez y magis- trado, de desmedidas virtudes y siempre dejaba una huella vigorosa, imborrable e irreprochable, en su accionar. Cuando se exprese la pa- labra bonhomía, en toda su extensión, se puede expresar, plenamente y sin lugar a equivocación, que mi padre era un exponente ejemplar, único, de lujo. En efecto, mi padre era un ser humano dotado de una exuberante bondad, rara de encontrar en un mundo convulsionado, indiferente y sin valores. Mi padre siempre expresó que lo mejor que se podía decir de una persona era indicar que “era muy buena persona”. Mi padre era, además, un ser humano bastante culto, hasta el punto de ser considerado, por muchos, un humanista completo e integral. Como él mismo afirmó, enhiesto, en uno de sus discursos, en un es- cenario de graduación de abogados: “Es indispensable volver a las
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