"In memoriam" Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional

349 Un homenaje al legado de los magistrados de la Corte Constitucional CONTENIDO Ahora, “a castigar la prosa” Carmenza Isaza Delgado El doctor Jorge Arango Mejía, magistrado de la Corte Constitucional de 1993 a 1998, se distinguió por la concisión y rigurosidad en el len- guaje de las sentencias de las que fue ponente y en los salvamentos o aclaraciones de voto. Cuando un proyecto de sentencia, previamente consultado constitu- cionalmente con el doctor Arango, le era presentado, él le aplicaba lo que llamaba “castigar la prosa”. ¿En qué consistía esta incierta etapa? Él tomaba el estilógrafo y eliminaba todo lo que consideraba super- fluo, como adjetivos, redundancias, extensos pies de páginas, citas innecesarias, entre otros, es decir, lo que pudiera distraer el examen constitucional objeto del pronunciamiento. Esto explica por qué las sentencias de las que fue ponente son cortas, precisas y llegan al pun- to desde el principio del examen constitucional. Lo que, a su vez, se constituyó en garantía del derecho de acceso a la administración de justicia al alcance de todos. Por tanto, al elaborar un proyecto de sentencia, quienes las proyectá- bamos teníamos que estar preparados para superar no sólo el examen constitucional del caso objeto del pronunciamiento, sino, también, que pasara el riguroso examen del uso del lenguaje. Con el fin de cumplir estos retos, teníamos tantos libros jurídicos de consulta como diccionarios. Siempre estábamos pendientes de la últi- ma edición del Diccionario de la Lengua Española, revisábamos el de María Moliner, el diccionario de dudas de Manuel Seco, diccionarios de sinónimos y antónimos; no podíamos permitirnos un lapsus por pequeño que fuera. Recordemos que, en esa época, las consultas de los libros y diccionarios eran en físico. Ya se imaginarán cómo estaba dispuesta la buena biblioteca jurídica del doctor Arango y el desorden que imperaba, en mi caso particular, en mi escritorio. Su amplia experiencia en el litigio se reflejó en el conocimiento y res- peto profundo del procedimiento, entendido no como un obstáculo