Sentencias y Conversatorios de Género 2022
138 La conciencia como moral nos permite preguntarnos sobre lo que se ha hecho mal y posicionarnos frente a lo que debe ser castigado, corregido y/o reparado. Pero desde una perspectiva que garantice la equidad social, es necesario comprender desde otras miradas cuáles son las causas que reproducen un sistema de desigualdad y discriminación, dando lugar así a la pregunta sobre el ser humano, su historia, su crianza, su formación, sus experiencias de vida, las heridas que le han llevado a comportarse de la manera que lo hace, no con el fin de justificar sus actos, sino con el propósito de comprender la raíz del comportamiento y así poder acompañar un proceso de sanación que corte con la repetición individual y transgeneracional de la conducta en cuestión. Nuestro propio camino es una herramienta única para poder hacer mejor el trabajo de ayudar a otros. La Organización Mundial de la Salud ha encontrado que muchos retos en la edad adulta, como la criminalidad, las dificultades en el desarrollo, los problemas de salud física y mental tienen su raíz en la primera infancia. La ciencia ha confrontado la verdad del determinismo genético, abriendo espacio al reconocimiento de la ingente influencia que tiene el medio en el desarrollo de una persona, llegando a comprender cómo es que cargamos con los conflictos no resueltos de nuestros antepasados (familiares y sociales), necesitamos resolver el conflicto donde se originó. El ser humano funciona como un todo, si se separan sus partes y se pierde la comprensión de sus interrelaciones dejamos de visibilizarlo como un sistema, como un todo, formamos parte de un sistema familiar, social, jurídico, estamos inmersos en múltiples sistemas, y para entender cada uno, es importante reconocer los otros, estamos interconectados. Hoy en día se sabe que no sólo heredamos los rasgos físicos de nuestros ancestros conocidos y desconocidos, sino también los traumas no vistos, no procesados, no resueltos deesos antepasados, esto quiere decir que los efectos del trauma pueden pasar de una generación a otra, buscando una resolución en el cuerpo y la mente de quienes viven en el presente. Kampenhout (2007) nos dice: “Las lágrimas no derramadas de quienes vivieron antes que nosotros no desaparecen por arte de magia después de su muerte, sino que esas lágrimas siguen viviendo en nuestros cuerpos. Nosotros, los vivos, somos el cuerpo de nuestros ancestros y llevamos en nuestros cuerpos las lágrimas que ellos no pudieron
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