Sentencias y Conversatorios de Género 2022

134 que es un país clasista y donde se potencia la aporofobia. De esta manera los semilleros de investigación han de ser espacios donde los y las estudiantes, encuentren unas nuevas formas de construir paz, en un país tan desgastado en discursos e intentos. Esto significa un cambio de cultura, una visión más social y porque no, empática de la justicia que ha de iniciar desde un primer contacto que no “revictimice” a quien ya se ha considerado víctima y, por tanto, las injusticias no tengan que ser corregidas por instancias de mayor jerarquía, pues esto no sólo desgasta un sistema, sino que va perdiendo credibilidad y respeto. Para que la justicia llegue a espacios dónde no ha existido históricamente, se requiere una tarea muy paciente y porque no, compasiva frente a tanta exclusión y políticas de “no derechos” hacia nuestros habitantes de la ruralidad y en especial las mujeres, las más marginadas donde lamentablemente hemos de reconocer, son el ejemplo más claro de lo que significa la feminización de la pobreza material, provocada por una ausencia de Estado y de ley. Creer y respetar las instituciones pasa en términos de violencia, por darle credibilidad bajo el principio de buena fe y necesidad de acceso a la justicia. Creer a quienes se consideran víctimas y luego, articular todos los mecanismos necesarios de investigación. Por lo general, una mujer víctima que decide denunciar ha necesitado atravesar y porque no decir, transgredir esos grandes obstáculos como es el miedo, su estima, su propia culpa y el qué dirán. Luego, la familia, los hijos, los padres los hermanos, en un país tan violento como el nuestro es muy grave, porque todo mundo quiere hacer su propia justicia. Hay una clara, falta de conocimiento y de credibilidad por el sistema. Luego, la sociedad juzga primero y muchas veces revictimiza a quien se atreve a denunciar. Si la justicia no nos cree, cual camino se ha de tomar. Esa es la razón por la que muchas mujeres prefieren callar. Además del miedo están los prejuicios y luego la revictimización. Desde mi corazón y mi esencia de mujer, sólo llegué a reconocerme en algún momento como víctima cuando después de acompañar como abogada letrada del ilustre colegio de abogados de Barcelona a cientos de mujeres en el mundo durante casi 20 años, me miré al espejo y me reconocí en muchas de esas

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