Revista Judicial 5

56 R evista J udicial Julio 2007 dentro de un grupo de trabajo, resta im- portancia, ridiculiza los valores o creencias de los demás, creando un ambiente hostil. Si ese líder tiene dificultad para caminar con el zapato del otro, ignora opiniones, no valora la labor del otro, es facilista, supone como si fuera un hecho, debe analizar, bus- car explicaciones reales, etc. En el fondo ¡te quiero! Pero... quien recibe esta bella expresión, puede replicar y decir algo como, pero, ¿de qué forma me quie- re? Si con su actitud cotidiana... me regaña, me humilla, me veja, me ignora, no recono- ce mi labor. Y yo en un despacho vivo los procesos de muchos, ante una situación como esta me pregunto ¿para qué nos sirve un amor así? ¿Para qué nos sirve un país dividido, cuan- do los valores, el respeto y la tolerancia no se demuestran? ¿Para qué nos sirve una corporación o em- presa donde el personal no siente la unión y no confía en ella? Sentémonos a reflexionar sobre cada una de estas preguntas, llegando a una sola conclusión. Atrás quedaron los tiempos del líder de la era industrial. Ese líder capataz, sordo, ter- co, soberbio, que se empeña en el terror, en la amenaza sistemática y psicológica, el grito, la humillación con que marcaba sus acciones, para preguntar ¿qué marcaba o aún marca ese estilo? Hoy en pleno siglo XXI aún vemos líderes de este talante, esta es mi invitación para que desde el área de influencia de cada uno, se abra un tiempo distinto, donde se pueda contribuir a cambiar esta forma de cultura, esta forma de realizar las acciones por las de un líder humano, visionario, con principios y valores. Un jefe o un líder no es un todopoderoso es como tal un ser humano que siente y padece como cualquiera, se equivoca de la misma manera que tú o yo. Y es aquí donde es ne- cesario sacar provecho de nuestros errores con un verdadero sentido para reconocer con humildad que fallamos y que podemos aprender, más allá del jefe o un líder básico que no le gusta reconocer que falló. Por tal motivo, es que se hace necesario que todos nosotros, desde nuestro lugar de trabajo o donde nos encontremos seamos una luz que irradie actitudes positivas au- ténticas, para lograr, desde allí, mejores fa- milias, empresas, países y, por consiguiente, una sociedad plena dispuesta a dar lo mejor de sí para triunfar. Las cimas de las montañas están para ser descubiertas por personas intrépidas que decidan lanzarse al desafío de vivir la vida así como viene y a generar las condiciones que necesitan para lograr lo que se han propuesto. No estoy hablando de hacer esfuerzos ti- tánicos en el trabajo, que algunas perso- nas desarrollan que termina ignorando las otras áreas de su vida, áreas que son claves para un sano equilibrio en la vida personal de cada quien. Se trata de hacer una labor constante, dando por resultado un trabajo metódico, organizado, mezclado con per- severancia, tenacidad, disciplina que nos lleve a lograr eso que nos hemos propues- to, llevando en alto el emblema de “JUSTI- CIA”, como lo demanda nuestro Señor en su Santa Palabra. C onsejo S uperior de la J udicatura Talento humano, equipo de trabajo. Consejo Seccional de la Judicatura del Magdalena.“En el equipo de trabajo todos somos responsables de todos”, su esencia es el compromiso de colaborar con los demás.

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