Libro
luchas~ mediados XIX que abreva en la principíalística cristiana, los ordenamientos jurídicos apuntalaron todo un andamiaje para impedir el abuso de la asimetría contractual en el trabajo". 44 I Revista Judicial I Marzo 2008 trabajo muerto que, a semejanza del vampiro, se anima cuando succiona trabajo vivo y su vida es tanto más ale– gre cuanto más succiona" (El capital. T. l.; p. 234). Nuestro sistema sobre– vive a base de trabajo. Por eso, crear– lo, es su imperativo categórico. A partir de las luchas obreras de me– diados del siglo XIX que abrevaron en la principialística cristiana, los or– denamientos jurídicos apuntalaron todo un andamiaje para impedir el abuso de la asimetría contractual en el trabajo. Nació el derecho laboral, que encontró en la OIT un mecanismo maciones impuestas por la dinámi– ca de la mundialización, compense las pretensas flexibilidades laborales para aumentar la oferta laboral y evite la pauperización del trabajador formal. Que rompa el circulo vicioso informalidad empresarial-informali– dad laboral y estimule el empleo de los jóvenes. El Plan de Desarrol lo (L. 1122/07) contiene grandes propó– sitos al respecto, pero no muestra acciones estatales concretas. Los es– fuerzos, otra vez, quedan en manos de la "racionalidad" del mercado y de su mano invisible. Es hora de debatir Nació e l derecho laboral. acerca de la cogestión y la coparticipación de las utilidades empre– sariales, desiderátum de políticos del siglo pasado, que desapa– reció del discurso de sindicatos y partidos. que encontró en la OIT un mecanismo efectivo para la universalización de los derechos de los asalariados". efectivo para la universalización de los derechos de los asalariados. Infortuna– damente muchos gobiernos olvidaron a los excluidos. En Colombia, 7 millo– nes de parados y 4 millones de subem– pleados, de una población activa de 20 millones, es muestra de la injusticia social. Además, agrava el problema de la salud pública, de la violencia intra– f amiliar y de la inseguridad . Por eso aspiramos a un crecimiento distribut ivo, con políticas de empleo estructurales, no improvisadas como la Ley 789/02. Un sistema incluyente, proveniente de un gran Pacto Social El presidente Mariano Ospina Pérez dijo en alguna ocasión al di– rigente Tulio Cuevas: "Yo hice muchas obras de carácter social y esas me honran. Pero, por desgracia, hay otras que no me de– jaron hacer ni el Partido Liberal ni el Partido Conservador, por ejemplo: la participación de utilidades de los trabajadores la tuve que cambiar por ' las prímas semestrales" (Maria Alicia Cabrera : El sindicalismo en Colom– bia) ¿Estarían dispuestos los traba– jadores a cambiar prestaciones por utilidades? ¿Renunciaría el Estado a las cargas parafíscales para un "pri– mer empleo", que generaría formali– dad laboral, más consumidores y más que reconozca las grandes transfor- aportes a la seguridad social? ~
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