Libro

Con seguridad, después del Informe de la Verdad no volverá a ocurrir que se ruente el holocausto del Palacio de Justicia prescindiendo de sus hechos principales. Salas. como el que está colgado en el Pala– cio de Nariño, vista sus paredes. Francisco Salas no pintó de balde hermosamente una escena del Congreso de Angosturas, en el que nació la Corte Suprema de Justicia. Y el otro monumento que con sus propios esfuerzos la Corte Suprema de Justicia le• vantó, fue el de una preciosa edición, en cuatro tomos, de ciento veinte años de jurisprudencia; así hay que entender este esfuerzo mayúsculo de un equipo selecto de magistrados orientados por Carlos Ig– nacio Jaramillo más que un simple número extraordinario de la Gaceta Judicial; es un documento valioso para la historia porque contiene una selección del pensamiento ju– rídico, hecha con rigor y esmero; pero es para la memoria un documento a partir del cual se ha de recomponer la historia, más que del poder judicial, del país, visto a tra• vés de sus jueces. las providencias judiciales son semilleros para quien cultive la historia; allí hallará las claves de las ideas que atra– vesaban las épocas en que fueron dictadas; los conflictos que agobiaban a nuestros "Dicen los biólogos que lo memoria es uno de los estrategias de sobrevivencio con que lo naturaleza dotó o los seres vivos, poro que por su gracia estén en capacidad de sortear de mejor manero el peligro yo padecido; por ello es que quien no conoce lo historio se expone o repetirlo, como lo enseño lo sabiduría popular." antepasados; de las intrincadas relaciones entre jueces y polltica. En esta aridez, son hilos de agua los proyec– tos de elaborar una historia biográfica de la Corte que el Instituto de Investigaciones de la Universidad Nacional parece emprender, o el proyecto de Historia Jurídica de Caldas por parte de la Gaceta Judicial, la revista del Tribunal de Manizales o el estudio "Entre abogados y leguleyos se hizo el Valle del Cauca" de Marcela González. Dicen los biólogos que la memoria es una de las estrategias de sobrevivencia con que la naturaleza dotó a los seres vivos, para que por su gracia estén en capacidad de sortear de mejor manera el peligro ya pa• decido; por ello es que quien no conoce la historia se expone a repetirla, como lo en– seña la sabidurla popular. La institución que no sabe de su pasado anda a oscuras en el presente, y sus cál· culos sobre su futuro no difieren de los del azar. Cf/ ' Manto 2ooe j llavlsta Judiclal j 11

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