Libro
Cristo rescatado de las llamas, reposa en la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia. palabra magistrados; solo cuenta el suceso, rrera Vergara), con la difícil misión de re- como un íter de la trayectoria del M-19, un construir los hechos, superar las livianas desastroso asalto -a qué resulta indiferente- investigaciones precedentes, ofrecer una que importa porque con él ese grupo verdad que se adivina desde ya, el atentado político pagó cara su popularidad. más feroz que se haya hecho contra alguna atracción del derecho internacional, el de– recho de restablecimiento de las víctimas, y dentro de ellos el que se erijan monumentos que plasmen aquellos momentos de nues– tra historia que deben ser recordados como peligros que nuestra sociedad debe evitar. Hace lustros descansa en la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia la maqueta del escultor Salvador Arango, en espera de me– dio millar de millones de pesos y de un do– liente para hacerlo realidad en la plazoleta que está en medio de los bloques centrales del Palacio de Justicia. El Congreso de la Re– pública desperdició la oportunidad de serlo, al dejar naufragar la Ley de Honores, con motivo de los 120 años de la CSJ. Ni siquiera el respeto que el país le debe a José Ignacio de Márquez ha servido para restaurarlo como otra víctima del Palacio. Su busto yace arrumado en el Museo Nacio– nal, sin que sus destrozos hayan cicatrizado para regresar al sitial que le corresponde en el Palacio de Justicia. Ciertamente, los recursos económicos son pocos, pero más escasa es la devoción por la historia. Las paredes y corredores del Pa- de las ramas del Poder Público; una lace- lacio de Justicia están desnudos y mudos; En este tema también se hace evidente la inmensa soledad del poder judicial; por regla solo cuenta lo que ella misma pue– da hacer por mejorar su propia suerte. Por esta razón, los únicos esfuerzos recientes y remotos para conjurar la amnesia en que está envuelto son de la Corte Suprema de Justicia. ración a nuestra democracia sin parangón ninguno de los atentados al Presidente o al Congreso conspiraciones, derrocamientos y cierres es tan tenebrosa como la de la ne– gra página escrita en noviembre de 1985. Con seguridad, después del Informe de la Verdad no volverá a ocurrir que se cuente el holocausto del Palacio de Justicia prescin– diendo de sus hechos principales. no tienen esculturas, tampoco cuadros que les hablen a las generaciones presentes de su pasado; solo retratos improvisados en versiones pobres, de los magistrados inmo- , lados que esperan hace más de dos déca- das mejor suerte plástica. Igual es el recinto de la Sala Plena; la presiden Cristo rescata– do de las llama y dos reliquias: dos cartas cruzadas entre Bollvar y Santander, que por Uno de ellos es la Comisión de la Verdad su tamaño, perdido en la inmensidad del sobre el Holocausto del Palacio de Justicia, Y a esta recuperación escrita es deseable salón, más hablan de la pobreza de la Cor- integrada por tres eximios ex presidentes que acuda también el arte; ya es propio te que de la grandeza de la historia. Desde suyos (Gómez Gallego, Pinilla Pinilla y He- de nuestra cultura reciente, por fuerza de su reconstrucción también espera que un 10 1 Revist a Judicial I Mar:zo 2008
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