Libro
la organica. El sistema nervioso central es la clave para establecer la muerte, dado que es el artífice de la integración del organis– mo humano. A mediados del siglo XX, con la implementación de las unidades de cui– dados intensivos aparecieron los trasplantes -riñón, 1954- en casos clínicos de coma profundo con daño cerebral irreversible. Se hizo posible mantener artificialmente fun– ciones vitales de ventilación y circulación. En 1959 los galenos franceses encontraron 23 pacientes con cuadros de extrema gra– vedad y carácter irreversible, con ausencia de respuesta a estímulos, ausencia de respi– ración espontánea y silencio eléctrico cere– bral. Se previene con ventilador mecánico el paro respiratorio. En Estados Unidos se ha– bla en el mismo año de la muerte asociada principalmente al sistema nervioso central, con estado de coma, ausencia de reflejos tendinosos y del tallo encefálico, cerebro eléctricamente silente. 44 Re vi$18 J udicial Mano 2009 En 1968 se realiza la XXII Reunión Médica Mundial, donde se concluye que la muerte es un proceso gradual que se torna irrever– sible a pesar de la utilización de cualquier técnica de reanimación. La Escuela de Me– dicina de Harvard define el coma irrever– sible como nuevo criterio de muerte, que implica falta de receptividad y respuesta, ausencia de movimientos por más de una hora, apnea (tres minutos sin respirador), ausencia de reflejos troncoencefálicos y es– pinales, exclusión de hipotermia (menos de 32,2 grados centígrados) y depresores del sistema nervioso central, persistencia de hallazgos por 24 horas. En Harvard se con– sidera que la determinación de la muerte corresponde a los médicos y no se requie– ren instrumentos legales. En 1971 se divulgaron los criterios de Mi– nessota, según los cuales el daño irreversi– ble en el tallo cerebral -funcíones superio– res, mas no de todo el encéfal~ constituye el punto de no retorno, evento físico que no conlleva la pérdida de todas tas funciones cerebrales. Para el Reino Unido, la muerte funcional permanente del tronco cerebral es la muerte de la persona. aunque persista alguna función asistida artificialmente. El criterio reconocido actualmente por la Comunidad Médica Mundial es el de la Co– misión Presidencial de los Estados Unidos, del ano 1981, la cual exige se promulgue una normativa uniforme sobre la determi– nación de la muerte. Se combinan varios criterios que ofrecen plena seguridad para conceptuar al respecto. Un individuo talle– ce cuando se produce el cese irreversible de las funciones respiratoria y circulatoria y el cese de todas las funciones cerebrales, in– cluyendo el tallo cerebral. La muerte debe definirse con base en los estandares mé– dicos aceptados y consiste en la ausencia de funciones integradoras del organismo como un todo. Algunos órganos pueden tener actividad, pero las funciones no es– tán verdaderamente integradas. Se deben llevar protocolos para la determinación de la muerte.
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