Libro

currir a la utilización de órganos del recién fallecido, al menos mientras se consolida la producción de órganos a partir de células madres -stem ce/Is-, desarrollo tecnológi– co de las ciencias de la vida que tíene un vigoroso impulso en estos comienzos del siglo XXI y representa un colosal cambio paradigmático para las ciencias de la salud y para el género humano. El Diccionario de la Real Academia Española define muerte como "cesación o término de la vida" . Filosóficamente, es el fin de la existencia ontológica del ser viviente o el agotamiento irreversible del dinamismo interno espontá– neo que anima la totalidad del ser. En térmi– nos biológicos podría entenderse la muerte como la ausencia irreversible de la capacidad del organismo de integrarse, organizarse y regularse por sí mismo. Para el pensamien– to religioso puede entenderse como la total desintegración del conjunto integrado como consecuencia de la separación del alma. Desde la bioética, Peter Singer considera la muerte como la ausencia permanente de la conciencia y la personalidad. En esta materia han existido diversos tra– tamientos médico-legales. La humanidad asumió inicialmente que bastaba con la verificación de la cesación definitiva de los signos vitales, y la atención se centraba principalmente en las funciones cardiaca y respiratoria. Para los griegos los órganos vitales eran el corazón, los pulmones y la cabeza. En el siglo XVII se habla de la muerte ce– lular. Si la célula es la unidad anatómica, fisiológica y patológica, la muerte real es la celular. En el siglo XVIII se plantea que el cuerpo tiene 21 tejidos, y la muerte se determina por la cesación de la vida en algunos órganos y tejidos. Después de Locke, Descartes y Kant, se consideró que hay dos tipos de vida, a saber: la animal y ► M•rz• 2009 Revista Judicial 14 3

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