Libro

mular y disenar estrategias de capacitación a nuestros operadores jurídicos. Se requie– re una ambiciosa estrategia educativa que tenga por propósito no solo familiarizar a nuestros jueces con la abundante norma– tiva tanto nacional como internacional a favor de la mujer, sino también ponernos al día con la ya rica y creciente jurisprudencia con perspectiva de género que desde las distintas instancias máximas judiciales ha venido produciéndose en esta materia. Este debe ser el primer paso para la formulación de doctrina jurídica con perspectiva de gé– nero en nuestros paises. El paso siguiente en esta estrategia de sen– sibilización a través de la formación y divul– gación de la teoría jurídica de género será sin duda lograr la incorporación de estos estudios en todas las facultades de derecho de nuestros países, para garantizar que los nuevos abogados, hayan tenido un con– tacto serio y profundo con esta temática. Es hora de poner en práctica un ambicioso plan de acción no solo en orden a sensibi– lizar a nuestros jueces y juezas en esta ma– teria, con la transmisión de una teoría de género, sino de aprender de las lecciones del pasado: conocer no solo los desarrollos legales y jurisprudenciales para sistema– tizarlos, mediante compilaciones que se publiquen y distribuyan en todas las biblio– tecas judiciales del país para así difundirlos e incorporarlos en nuestras labores cotidia– nas, e identificar los vacíos e inconsistencias que aquellos acusen, para proponer los co– rrectivos del caso. 4.3. Tercera estrategia: un sistema único de información de género Debemos atacar las evidentes debilidades que presenta el proceso de recolección de datos e investigación, a través de un sistema unificado de información que sis– tematice. procese y divulgue normas, tra– tados, providencias desde la perspectiva de género, datos estadísticos, y construya indicadores sensibles al género, recopile periódicamente información desagregada, establezca sistemas de medición de indica- dores para el desarrollo y seguimiento de pollticas públicas, etc. Con ello se racionali• zaría nuestra ardua tarea, permitiendo a los agentes encargados de la fijación de políti– cas sectoriales contar con una información oportuna, confiable y centralizada, que sirva de base para la toma de decisiones. Ello se está tratando de hacer en Colom– bia con la constitución del observatorio de asuntos de género y la obligatoriedad para los organismos del Estado del suministro de información de género. 4.4. Cuarta estrategia: particularización de la política de género Se impone desarrollar una verdadera agen– da de país en la dimensión de equidad e igualdad de género, donde se ofrezca una respuesta integral a las singulares proble– máticas de cada uno. en orden a mejorar la efectividad de la legislación y la prácti– ca judicial, con eventuales reformas a sus legislaciones sustantivas y procesales, pro– moviendo la investigación en las áreas más sensibles. Problemas que requieren una estrategia integral. Lo anterior no implica que no haya problemas comunes como es el relaoonado con la violencia basada en género, en el cual mi país tiene un progra– ma gubernamental conjunto con distintas agencias de naciones unidas (OIM, UNFPA y UNIFEM), en asocio con el Ministerio de Asuntos Exteriores y en Cooperación con el Gobierno de España (2000-2011 ), cuyos resultados podrán constituir un referente para los demás países iberoamericanos. 4.5. Quinta estrategia: fortalecimiento de la participación ciudadana y de la regionalízación Hay que fortalecer la participación ciuda• dana y de las organizaciones sociales com– prometidas con un enfoque de género en nuestros países. Haciendo real la democra– cia directa, podemos superar la vieja asimi– lación de lo público a lo meramente estatal o institucional. Un cambio de mentalidad se impone. En Colombia, por ejemplo, se está adelantando un proceso con la cola• boración de la Embajada Real de los Países Bajos, de inclusión equitativa para el géne– ro y la diversidad y su transversalización a través de agendas ciudadanas, comités de veeduría y auditorias particulares, en orden a medir el verdadero impacto de las políti– cas públicas trazadas desde la capital. 4.6. Sexta estrategia: intercambio de experiencias exitosas En materia de acceso a la justicia existe un proyecto liderado por la Consejería para la Equidad de la Mujer, la Fiscalía General de la Nación, Eurosocial y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno de España, que tiene por propó· sito realizar un intercambio de experiencias entre España y países del área andina, con el fin de promover el fortalecimiento de las instancias administrativas y judiciales res– ponsables de la promoción y garantía de los derechos. Se pretende con ello generar un documento marco por país para mejorar las condiciones de coordinación interinsti• tucional entre el ejecutivo y la rama judicial a partir de buenas prácticas en España. A esta experiencia debemos hacerle un dete– nido seguimiento para verificar sí arroja los resultados deseados desde un enfoque de género y así replicarlos en otros pafses ibe– roamericanos. La invisibilidad de la mujer y la carencia de la perspectiva de género en la Adminis– tración de Justicia serán en un futuro in– mediato cosa del pasado. Discriminación, desigualdad, opresión y violencia contra la mujer son palabras ominosas que tendrán que salir de nuestra vivencia cotidiana. Te• mis, Astrea y Diké simbolizaron en la mito– logía grecolatina la potestad de administrar justicia y hoy en Occidente se sigue tenien– do como su referente a esas bellas figuras femeninas. ¿Por qué si estas diosas suelen representarse con una venda que les tapa los ojos, como significando su absoluta im– parcialidad, no equilibramos de nuevo la balanza y le devolvemos a la mujer el es– pacio que siempre ha debido ocupar y que paulatinamente ha comenzado a recuperar ,,.~ en la administración de justicia? i_~ Mano 2009 ¡ Revista Jud¡cial ¡ 1S

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