libro
hendas que de¡aron en los corazones de sus seres queridos, Porque se pregone y se cumpla que hay que amar. nunca odiar; Porque el perdón reemplace al rencor, a partir de que se esclarezca la verdad y al menos se sepa a quién y de qué ha de perdonarse. Porque, en fin, COLOMBIA conozca la concordia y la paz, en la ¡ust,cia social. La convivencia pacifica, alejada de odios y de rencores. constituye tarea jurídica y so– cial difícil de construir pero no irrealizable, que nos exige el presente y el futuro como arquitectos de nuestra amada patria, de nuestro destino; paz que sólo será verdade– ra, permanente y feliz en la realidad del per– dón, el respeto a los derechos de los demás y la irreductible voluntad de conciliación. Retomando el pensamiento del politólo– go e historiador Luis Pinilla, ex alcalde de esta ciudad, vertido en su reciente obra "Violentos Somos". construiremos y ama– remos la paz que tanto soñamos, " con el perdón que sale del corazón, que no tiene condiciones, pero si merece el arre– pentimiento en reciprocidad; elementos estos dos, perdón y arrepentimiento, que conducen hacia la reconciliación, requisi– to sine qua non para construir la paz. Sin perdón ni arrepentimiento, como perso– nas. nunca podremos vivir en paz y como sociedad, sólo seguiremos la secuencia interminable de violencias que hemos pa– decido desde siempreff• Si la humanidad, por la maldad de mu– chos congéneres, engendró la guerra, por la bondad de la mayoría, también puede edif icar la paz. ·}Ji • Umed1ciones, Bogotá, 2009, pág. 218. Oic,embro 2009 jRevis ta Judicial 21
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