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o $!!'TIMO ENf:UfNI RO Dl G~N[RO Ol lAS ALTAS COfU't1H,~CIONlS DE JUSJ1CIA DE COLOMBIA 3. Desde las mujeres En tercer lugaI, paso a abordar la cuestión de hablar desde las mujeres, es decir, ser sensible a la visión que tienen las mujeres de los problemas constitucionales desde su rol social y su punto de vista. El rol de género asignado a las mujeres en nuestra sociedad ha sido en mu– chas ocasiones limitado y relegado, debido a prejuicios y concepciones erradas acerca de lo femenino que se consideraban ciertas, e incluso científicas. No obs– tante, también han sido depositarias de importantes valores como la solidaridad, la comprensión y la capacidad de sentir y pensar acerca de emociones. Las cam– biantes identidades de las mujeres se reconstruyen y transforman en la actuali– dad, contando, para bien o para mal, con el influjo de las reglas y los roles que social y culturalmente se imponen. Así. pues, dar la voz a las mujeres es también dar voz a la fragilidad o a las emociones. No por el hecho de que tales caracterís– ticas sean innatas a las mujeres biológicamente, sino porque se trata de factores culturales que, de alguna forma, podría decirse, se han confiado a las mujeres de manera preferente. Son muchísimos los grupos de mujeres, que junto con la llegada de la pleni– tud de sus derechos políticos, han participado en los debates públicos, hablando desde su particular punto de vista. Así, por ejemplo, son famosas las madres de la plaza de mayo, resistiendo contra la dictadura en Argentina; las damas de blanco en Cuba, abogando por la liberación de los presos políticos; las madres de la Can– delaria, en Bogotá, pidiendo la libertad de sus familiares secuestrados y solicitan– do mecanismos pacíficos para terminar el contlicto. De forma similar, grupos de mujeres protestando contra las reformas a políticas de salud en los Estados Unidos de América, o grupos de mujeres judías canadienses criticando la forma como se adelanta la ocupación al pueblo palestino por parte del Estado de Israel. Se trata de formas políticas de resistencia pacífica que, en medio de regímenes capitalistas o socialistas, más allá de reivindicar los derechos de las mujeres se trata de reivindicar la mirada, que desde nuestras construcciones de género se puede ha– cer del mundo, nuestro entorno y nuestros problemas. Es una voz que puede aportar un ángulo de perspectiva novedoso, que incite o promueva nuevos análisis, nuevas estrategias de solución a los problemas públicos. Una forma de ver las cosas que pon– ga en tensión las viejas formas de entender los problemas, sobre todo los conflictos bélicos. Quizá, que las guerras se ensañen con las mujeres, dé una concepción espe– cial sobre la guerra y sobre la violencia. Para hacer énfasis en la diferencia entre la voz acerca de las mujeres y la voz des– de las mujeres, retomaré el caso de protección a las personas en situación de despla– zamiento. Elijo el mismo caso para enfatizar la diferencia entre las dos perspectivas que propongo, para que la voz de las mujeres sea tenida en cuenta. A propósito de la voz sobre las mujeres, como se indicó. el proceso sobre el desplazamiento armado ha revelado que el conflicto armado colombiano se ensaña con las mujeres. Por una parte, su condición de mujeres implica mayores riesgos para que sean desplazadas. Y por otra, una vez forzadas a desplazarse, las mujeres tienen mayores afectaciones

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