Libro
o 22 tH ll U G Nt ll.A, Al \ ~OílliOfuln::i COl MOIA económica, social y política, afianzando un sistema de dominación que requiere ser apelado de manera profunda para ser superado, la fuerza de la naturalización de la discriminación son de género, y por tanto de la reproducción de las condiciones de subordinación a las que estamos sujetas las mujeres, no nos han permitido constituir– nos colectivamente en un sujeto político y social; el derecho a la justicia como una ga– rantía para la protección de los derechos humanos es un pilar en esta lucha y la labor de los actores que participan de este ámbito va mas allá de la aplicación de la ley, requiere adscribir a un proyecto ético, político, más amplio que apunta a institucionalizar una justicia democrática a través de los múltiples ejes de las diferencias sociales y entre las cuales el género y la inclusión de las mujeres, es un irreductible pero no la única. La etnia, la clase, nacionalidad, constituyen hoy importantes factores de segregación que se cruzan con la condición de género, aumentando las desigualdades y exclusiones que hacen parte de aquello que el marco de derechos humanos busca superar. El género como categoría de análisis El género nos remite a una rica tradición académica que ha dado lugar a grandes desarrollos conceptuales en el ámbito de las ciencias sociales, la historia, la antropo– logía, la filosofía , la psicología, y al derecho, reformulando sus puntos de vista sobre cómo se interpreta la realidad; en primer lugar, el género permite evidenciar la cons– trucción social que se elabora sobre la diferencia sexual y su construcción social, económica y política en favor del colectivo de los varones, la puesta en marcha de la construcción cultural elaborada sobre la diferencia sexual que le asigna atributos, debilidades, roles y espacios diferenciales a mujeres y hombres en la sociedad. Todas las sociedades tienen una visión sobre sí mismas y dicha visión compren– de entre otras cosas, una interpretación de lo que es el hombre y de la mujer y de la relación que se da entre unos y otros; si bien el significado de hombre y mujer varía. en cada cultura, en la mayoría de éstas el orden social al que da lugar, esa forma de entender los sexos y las relaciones entre ellos, ubican a las mujeres en lugares de menor jerarquía frente a los varones y por ende, con menor acceso a la distribución de bienes simbólicos y materiales en dicha sociedad. El análisis o perspectiva de género permite diferenciar las disposiciones y me– canismos económicos, sociales e institucionales que sustentan esta subordinación, y provee herramientas conceptuales y prácticas para transformar dicha realidad; en efecto, la violencia que afecta de manera mayoritaria, o desproporcionadamente a las mujeres, la división sexual del trabajo, y la ausencia de las mujeres en los espacios de representación prestigio y poder, conforman las bases de un sistema de domina– ción patriarcal, que parece intolerable para la democracia, la justicia, y el derecho; este sistema va conformando estructuras psíquicas, sociales, económicas, políticas, jurídicas; se trata de dispositivos que no necesariamente actúan de manera causal y/o progresiva sino que se interfieren, se potencian, ordenan la realidad social en términos de reproducir la desigualdad entre hombres y mujeres.
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