Libro

m OCTAVO ENCU(Nmo 0[ 1 /\S AJ.IAS COílPORAClONrs DCJI ISTICIA nr COLOMBIA 128 Se superó, en consecuencia, el marco jurídico que ofrecía la Constitución de Núñez y Caro de 1886, Carta en la que, según palabras de Magdala Velá.squez Toro, "la mujer no tenía libertad alguna, no era considerada una ciudadana, sólo un ser ni más, ni menos importante que los animales o los criados; menos aún era tenida en cuenta su opinión o participación, además de la falta de libertad para cubrir sus necesidades básicas" 37 • En mater ia de acciones positivas, el Congreso colombiano expidió la ley 581 de 2000, que reglamentó la efectiva y adecuada participación de la mujer en los niveles decisorios de las diferentes ramas y órganos del poder público. Ese cuerpo normativo señaló, en forma imperativa, que las mujeres deben ocu– par al menos un 30% de todos los cargos de nivel decisorio de "carácter adminis– trativo ", exigiendo que la cuota incluya los de máxima jerarquía, excepto los de elección popular. El ingreso efectivo de las mujeres a las Altas Corporaciones judiciales, lo ga– rantiza la ley con su inclusión obligatoria y en condiciones de igualdad a las de los hombres, en las listas de elegibles elaboradas p or la sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura; es tarea nuestra, por lo tanto, procurar que las damas su– peren el umbral de la postulación, alcanzando un mayor grado de representatividad en las Cortes. 111 La igualdad de que gozan ante el ordenamiento jurídico colombiano hombres y mu– jeres, no se traduce, sin embargo, en lo laboral, directivo y familiar. En efecto, a pesar de que hoy en día es una realidad palpable que el número de mujeres estudiantes universitarias es mayor al de los varones, son muy pocas las que logran entrar a los altos círculos de conocimiento e influencia; de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Educación, en el segundo semestre de 2008 el número de universitarias ascendía a 616.117, en tanto que el de hombres era de 574.104 38 • Las graduadas alcanzaron la cifra de 40.554, y los graduados 34.116. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, al igual que los órganos de control y la academia, en lo más estrecho de la pirámide, continúan con una marcada preemi– nencia de los varones, mostrando que las iniciativas legislativas no han tenido el impacto deseado. De los 267 congresistas electos el 14 de marzo de 2010, sólo un 14% de sus integrantes son mujeres. De éstas, 17 llegaron al Senado y 20 a la Cámara de Representantes 39 • El maltrato de la mujer en el ámbito del hogar. sigue presentando cifras preocu– pantes, a pesar de la puesta en marcha de una legislación específica para su pro– tección. Así lo demuestran las estadísticas divulgadas por el Instituto de Medicina 37 VEl.ÁSQUEZ TORO Magdala. Coodkióo jurídica y social de la mujer. Nueva Kistoria do Co– lombia. Tomo IV. Bogotá. Editorial Planeta. 1989. 38 Los datos se obtuvieron de: www.snies, míneduacion.gov.co . 39 Estadistas mostradas en: www.bumanas.org.co .

RkJQdWJsaXNoZXIy NzAxMjQz