Libro

m \22 OCTAVO FNCU!l'o/TRO ll[ lAS AIJA.<; CORl'OAAr.10NFS ll~JUSllCiADf CDLOMIJIA La sociedad se jerarquizó para atribuir poder y dominio en razón a la fuerza, tra– yendo como resultado opresión, violencia y olvido respecto de las damas, quienes no tuvieron la posibilidad de expresar su verdadera valía y aporte para el mejoramiento de la humanidad. Para derruir las prácticas sociales, culturales y económicas que han evitado el reconocimiento y ejercicio de sus derechos, las mujeres hemos tenido que empren– der no pocas batallas. La ilustración fue la semilla de las primeras luchas que se dieron a favor de nues– tro género, pues fue un movimiento que despertó nuevas expectativas e ilusiones para las mujeres, al hablarles de igualdad y libertad plena para todas las personas, y de un nuevo contrato social que dejaría atrás las odiosas prácticas del antiguo régimen. Algunos pensadores del Siglo XVIll vertieron tinta en el pliego, para expresar sus pensamientos en derredor de las mujeres. Hippel, escritor prusiano, en su obra''Sobre la Mejora Civil de la Mujer", señaló que "el talento de la mujer es igual al del hombre, y que no es simplemente descuida– do sino deliberadamente reprimido"; agregó, que "durante varios siglos Europa tuvo una sola cara: despotismo y esclavitud, ignorancia y barbarie reinaban en todos los lugares, pero la ilustración había triunfado por fin". Y, por tal motivo se preguntó: "¿Por qué las mujeres no han de ser capaces de elevarse a aquella categoría que les corresponde como seres humanos después de una sujeción tan larga" 21 • Llegada la Revolución Francesa en 1789, las mujeres empezaron a organizarse para vindicar sus propios derechos; formaron clubes políticos femeninos (damas de la fraternidad, damas patrióticas, etc), para ejercer presión en las organizaciones ho– mólogas de los varones (jacobinos y Cordeliers), las cuales podían considerarse los partidos políticos de la insurrección que hacía furor. Ideas de razón, progreso, ley natural, plena realización del individuo, poder benéfico de la educación y utilidad social de la libertad 22 , entusiasmaron a las damas. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 las es– peranzó aún más en la constitución de una democracia que les permitiría gozar de iguales derechos a los que ostentarían los varones. Las propias mujeres habían decidido participar de manera activa en los acon– tecimientos que forjaron la revolución, y delante de la Asamblea Constituyente, por primera vez en la historia plantearon colectivamente sus aspiraciones, a través de manifiestos como aquél que fue acuñado bajo el nombre de "la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana". Sin embargo, a las figuras más impnrtantes de la revolución les fueron indife– rentes las proclamas de las mujeres, en algunos casos. e incendiarias e indeseables en otros. En ese clima, los legisladores de la revolución pasaron por alto a las féminas, quedando ellas relegadas a la vida del hogar, el convento y las tareas domésticas. 21 Citado por EVANS Richard J. Las Fomin.istas. Siglo XXI Editores. 22 ABRAY Jane. Feminísm in the French Revolution. American Historical Review.

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