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6 PANfl 11 1\11/i'.i (ORPOHACIDN'S OEJUSllCIA misma de la vida. Por ello una oportunidad para escuchar y escucharnos, es sustan– cialmente una ocasión para dialogar, para buscarnos desde adentro y encontrarnos probablemente eo lo externo, en grupo, integrando una colectividad, para en esa dimensión elaborar esquemas que permitan preguntarnos críticamente por la justicia que impera en nuestra sociedad, y principalmente por la concordancia de ésta con el sistema jurídico del que somos voceros y actores. Son entonces tres puntos los que quiero exteriorizar en este Encuentro: 1. ¿Qué pasa con el problema de género, ¿por qué se habla de eso? Es un problema de feminismo? ¿Hay algo de fondo? 2. El nexo entre el funcionamiento del Estado en la dirección del desarrollo y en esa medida que es lo que sucede en nuestra convivencia como sociedad or– ganizada a título de Estado y como país. El juez tiene un sesgo: La Ley puede transformar y el Juez puede transformar la hisloria de un país. La justicia es al derecho lo que el derecho es a la Ley. La redefinición del papel del Poder fun– cional en una sociedad disfuncional como la que nosotros vivimos. 3. Episodios judiciales: algunas sentencias de la Sección Segunda del Consejo de Estado enderezadas a tocar asuntos de discriminación por género. Sobre lo anterior señalaré la primera inquietud frente al género para descartar que sea un fenómeno simplemente natural, esto es que las razones de genero sean circunstancias puramente ligadas a los procesos de la especie respecto de los que la sociedad nada tiene que hacer; por el contrario las sociedades confesionales y patriarcales, generan en sí mismas dogmas afinados en principios que los sustentan para crear con ellos referentes simbólicos sobre los cuales se patentan escenarios de discriminación que sí son reales. en cuanto a que sin que sea necesario este con– tenido en declaraciones jurídicas y sociológicas, se entiende como natural lo que simplemente es cultural al asignar a los hombres y a las mujeres esquemas de acción diferenciados que se mimetizan tanto en la cultura que para todos nosotros a veces resulta imposible despejarlos. individualizarlos y sobre todo cuestionarlos. He aquí un problen1a difícil cuyo arraigo ea la vida de relación traspasa fron– leras religiosas, culturales y productivas para predicar que el género es un factor de diferencia mas no de unidad y complementariedad, frente a lo que ciertamente poco puede hacer las normas y los discursos. Pues bien la educación principalmente ha contribuido a la visualización de la mujer en el oampo de lo puramente objetual. En el común discurrir del lenguaje está la discriminación y la negación de la posibilidad de optar. Cómo lograr que las niñas interioricen que están sujetas a un rol que les ha sido asignado, que la libertad está por encima de todo lo que le fijan los roles. Y que la capacidad de conocer la reali– dad y de descubrir el .mundo es la condición mecánica de la libertad sobre la que se construye la esencia del ser humano radicado en la capacidad para ser autónomo, pero tealendo claro que la autonomía también es un concepto de equidad que todos debemos compartir en forma similar lo que supone crear escenarios para tomar de– cisiones que indiquen lacapacidad de cada ser para operar como sujetos de libertad.

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