Libro
Derecho Electoral de Latinoamérica 65 se tiene permite delegarles nuevas responsabilidades. Las crisis fiscales de 1nuchas de esas unidades territoriales y de diferentes 1nunicipios acentúan esta desconfianza sin que los ciudadanos puedan hacer tnucho por ello, ni tengan cómo distninuir la corrup– ción prcvalcntc. Finahnentc, la confluencia de los DUN y los procesos participativos cncarninados al Control Social pennitirian que los dilemas del desarrollo se co1npartan entre los ciu– dadanos organizados y el Estado. La falta de una transparencia estructurada, así como los procesos actuales de decisión, llevan a la misma decisión, generan desconfianza y falta de legitilnidad al sistema. V. Las objeciones a los sistemas mayoritarios y la experiencia latinoamericana Los sistemas electorales 1nayoritarios definitivamente penniten el llamado a cuentas y el control social. Sin etnbargo, se les atribuyen varias objeciones tales como difi– cultar la representación de las minorías y la confonnación, dado el tiempo suficiente, de sistemas bipartidistas. Esta o~jeción, a menudo fonnulada de forma mecánica, se conoce como el axioma de Duverger. A decir verdad, este axioma se ha demostrado no ser válido, o por lo menos incompleto. As í, en Inglaterra, al cotnienzo del siglo XX, cuando se expandió la franquicia electoral, se observó una transición y reco1n– posici6n de los s istemas partidistas muy co1npleja, que duró cerca de cincuenta años, donde la recomposición de los partidos implicó reflejar de tnanera tnás adecuada la cotnposición de la sociedad, ca1nbiando el liberalistno por el laboris1no. Por otro lado, se tienen ejemplos cotno el de Grecia, donde intnediatamente después de la dictadura se trató de confonnar por diseño un siste1na bipartidista, basándose en la representación proporcional, precisamente el argumento que se esgrime en contra de los sistemas uninominales. Ahora bien, si bien los sistetnas bipartidistas tienen la ventaja de la mayor gobcmabilidad, es necesario dejar el suficiente espacio para el surgimiento y existencia de nuevos partidos políticos y llegar a disfrutar de la gober– nabilidad de los sistemas bipartidistas a través de fases tales co1no la que se intenta hacer ahora en Italia, mediante la conformación de coaliciones mayoritarias que se puedan convertir en sistetnas bipartidistas en el tietnpo . VI. La propuesta Dada la enorme variedad de posibilidades de los sistemas mixtos y su complejidad, se plantea la siguiente propuesta con el ánüno de hacer explícito en su debate los di– letnas del diseño de un sistema electoral y de sopesar cuáles criterios deben pritnar a la hora de que el Congreso colo1nbiano se co1nprometa con un diseño definitivo que pueda elevarse a una reforma constitucional. Este proceso de aprendizaje colectivo se toma indispensable ya que implica catnbiar la lógica electoral de los actores que han de aprobar el proyecto y que ellos procesen de tnanera constructiva cótno esta alternativa aportaría la serie de ventajas que se han venido argu1ncntando. El hecho
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