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650 6. La organización electoral en Colombia ejercer reales funciones de control, inspección y vigilancia, con la suficiente dinámica que se requiere y as í garantizar unas elecciones justas, dentro de 1narcos legales que respeten principios jurídicos imnutables, como el del debido proceso, o la presunción de inocencia, al 1no1nento de iniciar las correspondientes actuaciones adrninistrativas. Así tniStno, debe velar hasta donde sea posible, en razón de la verdad electoral, porque los realmente elegidos por decisión popular sean los que se posesionen en sus cargos el día que les corresponde y no tiempo después, luego de compl~jos procesos judiciales. No obstante lo anteriormente expuesto, y a pesar de los esfuerzos para que se garantice la contradicción ideológica y el debate político dentro de la igualdad de oportunidades que se deben dar en una contienda electoral, todos los organis1nos electorales se deba– ten en el 1nás drainálico de los escenarios : El de los ganadores y perdedores; los unos satisfechos de los resultados, los otros afectados e inseguros de los rnismos, dudando del escrutinio, cuestionando la decisión y criticando el modelo electoral al que acusan y responsabilizan de su descalabro. La política se desarrolla dentro de muchas complejidades y coyunturas que imposi– bilitan una respuesta o solución absolutas. Sabe1nos que no hay modelo perfecto ni exacto a la hora de elegir gobernantes, legisladores o adtninistradorcs. Tal vez esta sea la razón por la cual se promueven refonnas políticas y electorales con una periodicidad ajena a cualquier otra estructura legal, incluyendo la tributaria. Lo anterior nos lleva a la conclusión de que la compl~ja estn1ctura de sistemas y proce– sos que caracterizan las elecciones, requiere inevitable1nente de constantes refonnas, de tnanera tal, que cada error e irregularidad que se presente en los procesos vigentes se modifique y regule efectivainente, evitando de esta forma que se repita en las si– guientes elecciones. Esto s ignifica. que la diná1nica legislativa y administrativa que deba desarrollarse, tiene que estar revestida de la lógica comprensión de los sectores políticos y de los ciudadanos en general. Así las cosas se podrán brindar suficientes ga– rantías y generar confianza y acatatniento a la autoridad de los Magistrados electorales y a los actos que estos profieran en cada proceso electoral. Co1no se puede observar, las instituciones electorales de la República de Colo1nbia han tenido una evolución Constit11cional y legal de gran relevancia; con ello se han logrado importantes niveles de garantías democráticas y seguridad jurídica. Los países ibero-americanos fundamentan sus democracias en el respeto y credibilidad que se le debe a la autoridad que tienen sus organismos electorales. No puede ser de otra 1nancra; solo las dictaduras y tiranías no hacen elecciones o, por lo 1ncnos, verda– deras elecciones.

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