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636 5. Derecho registra! electoral Un Registro Público Nacional de los actores políticos, ajeno a la administración pú– blica, con el carácter de obligatorio para quienes ejercen la vida política, permitiría a las propias inslancias electorales y a la ciudadanía, ilustrar sus decisiones de una 1nancra ágil, confiable y definitiva, en tanto la información contenida pueda ser del conocimiento general. Los avances de la tecnología permiten substituir los procesos manuales por procesos infonnáticos, ofrecer al usuario la consulta de una página ,veb, co1nún1nente llainada pá– gina de internet, en donde la ciudadanía tenga acceso a la información que le pennita co– nocer los orígenes, 1novimientos y destinos políticos de quienes cotno actores pretenden detentar las posiciones de la adminislración gubernamental en sus tres distintos niveles. En el supueslo de la ciudadanía que por pritnera vez acude a las urnas a emilir su sufra– gio y desconoce la fonnación, o en su caso, la deformación política de los candidatos que se le presentan como las opciones para ser representados, la informática será sin duda de un gran apoyo. Los actuales Registros Públicos deben revestir vanguardia, eficacia, transparencia, ac– cesibilidad, agilidad, elüninando los procedimientos burocráticos y candados que no permiten acceder a la infonnación, lo anterior es básico para el mejora,nicnto de una conciencia ciudadana, contribuye a que esta esté 1nás enterada, vigorosa y analítica, lo cual es esencial para el progreso de nuestra sociedad. Es recurrente que en la vida política de México, los que participan en ella, como acto– res en lo individual o como integrantes de partidos o agrupaciones políticas, inciden en el desarrollo socio-jurídico de nuestra co1nunidad, ya que corno carta de presentación, soslienen plalaformas e ideologías, vinculadas a las dislintas corrientes en que se sos– tiene la vida política del país. Este fenómeno, de pluralidad ideológica, sería plausible de ser honesto y verídico, pero lo cierto, es que los actores políticos, han generado una movilidad de pensainiento, que lo mismo les pennite ser afiliados y representantes de un partido, y tener la facilidad de incorporarse a olro diametrahnente opuesto en su plataforma y principios al que le permitió iniciarse en la vida política. Surgen así, los chapulines políticos que ahora son rojos, mañana azules, pasado mañana verdes o nara~jas y que con todo desparpajo sostienen y afinnan lo que en otras instancias y tiempos criticaban y co1nbatian. Sin lugar a duda, esta falta de congn1encia, se constin1ye en una verdadera estafa de los destinatarios de la vida política, esto es el ciudadano cotnún y corriente, que ignora la vida y desarrollo ideológico de aquel que se presenta como un probable dirigente de su asociación, agn1pación o partido político, por lo que, surge la necesidad de tener acceso a la trayectoria de los interesados en participar en la vida política en México, vía una infonnación confiable y que fácihnente pennita conocer sus orígenes y fonna– ción ideológicos. La volatilidad de principios, genera una clase política aco1nodaticia y sustancialmente convenenciera, que no tiene ningún sustento real de doctrina política. Privilegiar la necesidad de infonnar al ciudadano y más directamente al elector, con información confiable que le permita conocer los orígenes, movimientos y destinos políticos de quienes co1no actores políticos pretenden detenlar las posiciones de la

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