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540 4. La participación política como esencia y condición para refundar la democracia Como es fácil apreciar, de este intento de análisis, son los partidos políticos los actores protagónicos de la arena política por constituir parte indisoluble de los sistetnas elec– torales como vehículo de acceso a los cargos públicos, y en virtud de sus funciones resultan esenciales también, co1no canalizadores de las de1nandas y aspiraciones de la ciudadanía, así como formadores de la opinión política. En la actualidad presencírunos una crisis de representación política en el Estado, -para algunos autores consecuencia paradójica del progreso 562 - , que aleja cada vez más a los centros de decisión de los electores y con ello de los interesados, creciendo de forma intempestiva el número de actores políticos organizados y los canales intenncdios de gestión y solución a las de1nandas populares, que crean co1no consecuencia de ello, oleadas de insatisfacción, descrédito y desinterés político. Sin c1nbargo, la existencia del pluralistno político y la alternancia, como condicio– nantes de elecciones cotnpetitivas, son tenidas en cuenta como pará1netros indis– pensables en cualquier consideración democrática. Ahora bien , si los interesados se alej an de los centros de poder, s í en materia electoral, pueden elegir, pero, no no– tninar, por qué hacer depender casi cxclusiva1nente, de la existencia de los partidos políticos que trae el pluralismo teórica1nente consigo, la consideración democrática de estos procesos . Para ser coherente con lo anterior, en la práct ica la posibilidad de participación directa (ta1nbíén electoral), no contribuiría a fortalecer los sistemas de partidos 563 , por el con– trario, la 1nediación política que conllevan estas organizaciones políticas corno expre– sión fonnal de la sociedad civil, puede debilitarse; de manera que aunque resulta dificil disentir de una verdad que a fuerza de hábito se defiende co1no absoluta, la existencia misma de los partidos políticos corno cauces y sujetos electorales puede constituir una contradicción con la propia esencia participativa que exige el ejercicio de la democra– cia. Esta pudiera ser una de las cuestiones centrales a debatir acerca de los desafíos estratégicos de la de1nocracia y la participación política. En cualquier caso, "el rechazo de una teoría general no tiene por qué suponer la ne– gativa a aceptar una teoría de 'alcance medio', entendiendo por tal la que puede hacer enunciados a medio ca1nino entre la singula ridad y la universalidad.. ." 564 . VII. Algunas conclusiones "Enpueblos compuestos de elementos cultos e incultos.. los incultos gobernarán. por su hábito de agre.dir y resolver las dudas con su mano: allídonde los cultos no aprendan el arte del gobierno. La ma<;a inculta e, perezosa, y tímida e11 las cosa<; de /,a intelige11cia, y quiere que la gobiernen bien; pero si el gobierno le lastima, se lo sacude y gobienu.l ella '~ 565 . 562 563 565 Vid., l30RJA Jordi. Descentrali=ad ó11 y participación ciudadana. Instituto <le Esludfos de Adminis– tración Local, Madri d, 1987, p. 19 Vid., PALERMO Vicente. Ob. cit., p. 5 COTARI il ,O Ramón. Oh. cit. , p. 15 MARTÍ José. Obras completas, Volumen Nº 6. Editorial Ciencias Social es, La Habana, 1975, p 17.

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