Libro
468 l. La necesaria revalorización de la democracia representativa ante los peligros del discurso autoritario sobre una supuesta "democracia participativa" sin representación temido por los autoritaris1nos. Por ello es que he1nos dicho que no hay ni ha habido au– tocracias descentralizados, siendo los autoritarismos los que rechazan tanto la descen– tralización política como la participación democrática, incluyendo los autoritarismos que tradicionahncntc nos han gobernado bajo el ropaje del "ccntralis1no dc1nocrático," de cualquier cuño que sea, incluso de orden partidista. No nos dejemos engañar con los cantos de sirenas autorítario¡¡ que no se cansan de hablar de "dernocracía participativa," pero no para hacerla posible descentrali7ando el poder en el territorio, sino para acabar con la democracia representativa, imposibi– litando a la vez la participación. No nos confundamos los dernócratas al intentar dar respuesta a las exigencias políticas crecientes de participación dctnocrática, con el sólo establecüniento de paños calientes de carácter refrendario o de iniciativas o consultas populares, que no la agotan en absoluto. En fin, no le tengamos miedo a lo pequeño, que territorialtnente hablando es precisa1nente la lugarización, el pequeño 1nunicipio nrral y la sübdivisión rnunicipal subtrrbana. 111. El comienzo del gran engaño: la creación de los consejos comunales en Venezuela en 2006, sin representación, como supuestos instrumentos de la "democracia participativa" violando la Constitución Ahora bien, ante las deficiencias de la de1nocracia ptrrarnente representativa, con la cual la participación se había reducido a la votación para la elección de representantes, y a la inscripción en partidos políticos que había asu1nido el monopolio de la represen– tatividad y de la propia participación política, comenzó a surgir el discurso a favor de la de1nocracia participativa que desde el gobierno autoritario que se instaló en Vene– zuela desde 1998, lo que ha hecho es acabar con la dctnocracia en su globalidad, y en engañar a los amantes de su perfeccionamiento, 1nediante un siste1na denominado de "democracia participativa" tnediante un esque1na de Estado Comunal, que no es otra cosa que un siste1na institucional para el centralisrno, para hacerle creer a la población que participa en la totna de decisiones públicas, cuando en realidad lo que se hace es 1nanipularla desde el poder central. Así, en 2006 se cotnenzó en Venezuela a institucionalizar un Estado Socialista, 1ne– diante Ley de los Consejos Coinunalcs, 444 confonnc a la cual el gobierno autoritario comenzó a regular y confinar la participación ciudadana con un doble propósito: por una parte, para eliminar la democracia representativa; y por la otra, como antes se dijo, para des1nunicipalizar su á1nbito de ejercicio. En efecto, en la Constítución, el Munici– pio es la unidad policica pritnaria dentro de la organi7ación pública nacional (art. 168) que, como parte del sistema constitucional de distribución vertical del Poder Público 444 Véase Gaceta Oficial Nº 5806 E,....-1ra. de 10 de abril de 2006.
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