Libro
462 l. La necesaria revalorización de la democracia representativa ante los peligros del discurso autoritario sobre una supuesta "democracia participativa" sin representación no hay ni puede haber participación sin descentralización, y descentralización politica es establecer gobiernos electos, es decir, sobre la base de representación. En la experiencia venezolana de esta últi1na década, sin embargo, lo que se ha presen– ciado es un discurso autoritario que al vender la llarnada "dernocracia participativa," lo que ha venido buscando es excluir la representación a nivel local y, con ello, todo vestigio de descentralización política, pretendiendo que el siste,na político funcione montado sobre instituciones de "democracia directa" co1no asambleas de ciudadanos y los consejos comunales a la usanza de los soviets de hace casi cien años. Ello, en realidad, es ünposible que pueda pennitir y asegurar una efectiva participación política del ciudadano en la conducción de los asuntos públicos, como solo la descentraliza– ción y la municipalización podrían lograr. Para ello, incluso, entidades locales otrora descentralizadas como las Juntas parroquiales, se les quita su antiguo carácter repre– sentativo, transformándolas en entes consultivos conducidos por "juntas" no1nbradas por los Consejos Co,nunales, que a su vez no se gobiernan por representantes electos mediante sufragio universal, directo y secreto. Esos consejos comunales y juntas pa– rroquiales comunales, en realidad, es imposible que puedan pennitir y asegurar una efectiva participación política del ciudadano en la conducción de los asuntos públicos, c01no solo la descentralización y la muni cipalización podrían lograr. En realidad, en ese discurso autoritario de la democracia participativa, lo único que la 1nisma ofrece es la posibi lidad de 1novilización popular pero conducida, 1nanejada y controlada desde el centro del poder, 1nedianle un partido único, por lo que de democracia solo tiene el no,nbre, el cual es hábilmente utilizado por quienes se aprovechan de los fracasos políticos de la democracia solo representativa reducida a asegurar la elección de go– bernantes que existió en otras épocas. Esta "democracia participativa" que se vende desde las trincheras de un gobierno 1ni– litarista y autoritario, en realidad, no es más que un engañoso slogan propagandístico, que oculta un feroz modelo de gobierno aulorilario que creíamos superado en nuestro Continente, y que comienza ahora a aparecer envuelto en ropa militar de catnuflaje, con pintas populares y de legalidad, con algún apoyo de ,nasas e1npobrecidas que reciben dádivas, pero s in que se genere riqueza ni empleo. Así, por ejemplo, he1nos visto flore– cer un neopopulismo rico o petrolero que está rainpanle en Venezuela, que reparte para lograr apoyos populares, pero sin lograr disminuir la pobreza, y ,nás bien atunentarla y generalizarla, y por sobre todo, s in asegurar la dcrnocracia co1no fonna de vida. 11. La democracia, control del poder, la descentralización política y la participación Ahora bien, concebida la de1nocracia conforme a los ele1nenlos esenciales definidos en la Carta De,nocrática Interamericana de 2001, antes mencionados, la misma Carta fomentar la participación popular, alcanzar la democracia auténtica restituyendo las capacidades de gobierno al pueblo, instalando prácticas eficientes y eficaces en la distribución de los recursos fi nancieros e impulsar el desarrollo cornplementario y equi li brado de las regiones del país'' (a,1. 3). Véase en Gaceta Oficial Nº 39.382 del 9 de marzo de 2010.
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