Libro

Derecho Electoral de Latinoamérica 419 mocracia representativa. Apenas el año pasado la Revista Semana informó que, de acuerdo con un dirigente político reconocido, el panorama es bastante heterogéneo y "aquí estamos todos con lodos" . La práctica universal de las alianzas ha hecho impre– decible el resultado fonnal de las elecciones, pero asegura el reparto miliTnétrico de los beneficios personales, de donde concluye este medio periodístico que "gracias a las alianzas no será fácil saber quién ganó y quién perdió en las urnas" 376 • La verdad es que nadie pierde, salvo la de1nocracia. La ex senadora Gina Parody 1nanifestó recientemente: "Yo creo que en una de1nocracia los partidos son necesarios, pero no los partidos políticos a la colo1nbiana. Aquí no hay partidos, sino coaliciones de votos que carecen de ideas y que se han originado en el seno del Congreso de la República a partir de unas reformas electorales hechas por quienes quieren estar en el poder.. ." 377 . El ex Procurador General de la Nación, Alfonso (,ómez Méndez, denunció en su leída columna periodística (y no es la priinera vez que lo hace) que "Lo que ahora lla1nan partidos , en verdad, no son mús que fúbrica de avales", aludiendo a los apoyos oficiales que los partidos y movimientos políticos otorgan para inscribir candidatos a las elec– ciones populares. Y concluye diciendo que "todo esto lo que de1nuestra es el fracaso absoluto en el propósito de tener partidos de verdad" 378 . B. llledidas constitucionales para reducir la Jrag1nentación política Las enmiendas constitucionales, denominadas de "reforma política," para fortalecer los partidos y el siste1na partidario, han tenido efectos 1nás aparentes que reales, y no han podido impedir que por sus boquetes se desborde la actividad política hacia una infonna– lidad que ha dejado desprotegido el interés público. Es así como la inversión del Estado en democracia no reditúa razonablemente en buen gobierno ni en la provisión de bienes y servicios públicos de calidad y en condiciones de equidad para la población. La activi– dad política no logra coincidir con los propósitos del Estado social de derecho. 1. Reagrupación partidista. Prontamente percibida co1no una patología del s istema político la rarnpante fragtnentación de los partidos políticos en grupúsculos que hicie– ron 1nuy dispendiosa la actividad parlamentaria y amenazaron con crear situaciones de ingobemabilidad, se conciliaron esfuerzos para procurar el "fortalecimiento de los partidos políticos". Con esa consigna se discutió y aprobó el acto legislativo Nº 1 de 2003, de "reforma política" . El acto legislativo Nº l de 2003 introduce nuevas reglas de organización y ftmciona– miento de los partidos y modifica el siste1na electora] en procura de dis1ninuir el nú- 1nero de los partidos y movimientos . Entre las principales de ellas, establece una regla de umbral del 2% del total de la votación para lograr representación en el Senado y del 50% del cociente electora] para la Cámara de Representantes; modifica el tradicional 376 377 378 Revista Semana, agosto 15 de 20 11 , p.50. Revista Semana, entrevista de María Jimena l )uz.án a Gina Parody, 17 de septiembre de 2011. Periódico El Ti.empo, miércoles 24 de agosto de 201 1.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzAxMjQz