Libro
Derecho Electoral de Latinoamérica 35 te, estamos ante unos avances muy importantes del ya hipertrofiado siste1na presi– dencialista de gobierno, tales corno la reelección presidencial por ocho años y el uso frecuente de los estados de excepción (uno por años en los últimos seis años); por otra parte, se están igualmente desarrollando figuras dirigidas a potenciar lógicas de gobierno parla1nentario, tales como un sistema de bancadas, la disciplina de partido y la moción de censura. En este escenario nos corresponde centrar nuestro análisis en el principio democrático y las siruacioncs generadas de deslegititnidad. Iniciemos entonces con el tetna de la itnportancia y perspectivas de análisis de la crisis o del déficit dcrnocrático en nuestro ordenainiento jurídico. El punto de parlida estil en que el principio democrillico sirve de funda1nento a todo el aparato estatal: a la estructura del Estado, al funcionamiento y a las rela– ciones entre los poderes, y a la comprensión y aplicación del derecho. Es "la savia que alimenta el árbol del Estado". A su vez, la legitünidad democrática es el fundamento que confiere credibilidad, lógica y coherencia al funcionamiento del Estado y del derecho. Al respecto, a manera de eje1nplo, y sin que la lista sea exhaustiva, cilemos los siguientes eje1nplos: l. La j erarquía de fuentes, Constirución, ley y el acto administrativo encuentran explicación en el alcance de los artículos l O y 230 Superiores. 2. Los principios de solución de antino1nias; el principio de !ex posterior dero– gat priori es el mismo principio de igualdad. 3. La capacidad legislativa, la refonna constitucional, en cuanto sus alcances y lhnites. 4. Las relaciones entre ratnas y órganos están igualmente detcnninadas por el principio democrático. Un ejetnplo de ello son las manifestaciones ciudadanas ante el Palacio de Justicia. Tengamos iguahnente presente que, para que el Estado funcione adecuadamente, de manera racional, se requiere que sea legítimo. Un Estado actúa legítimamente cuando sus autoridades 1nás importantes tienen un origen democrático directo o indirecto. A su vez, para que el origen de1nocrático transmita, genere adecuadamente, legitimidad, se requiere un proceso electoral rransparente y eficaz. De tal suerte que si el siste1na electoral y el sistetna de partidos no funcionan correcta- 1ncnte, el siste1na político en general y el funcionatniento del Estado dejan de hacerlo adecuadamente. Lo anterior significa que no lo hacen co1no lo tenía previsto original– mente el poder constituyente. El funcionamiento imperfecto genera, por los mismos motivos, disfuncionalidades en (i) el sisteina de división de poderes; (ii) aplicación del derecho; y (iii) la racionalidad integral del ordemuniento constitucional. III. Las diversas c]ases de Jegitimidad democrática Existen distintas clases de legititnidad dcrnocrática,: (i) de origen; (ii) de adecuación; y (iii) de resultado.
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