Libro
302 6. Evolución del financiamiento político, un proceso incremental de reformas Las normas de financiatniento contenidas en la Ley 130 constin1yeron un nuevo avance, particularmente al reconocer la obligación del Estado de contribuir al fun– cionamiento pennanente de los partidos, se elilninó a los partidos el monopolio del recaudo de donaciones. Desafortunadamente, la ley no tuvo el i1npacto que se esperaba debido a la enonnc dis– persión de partidos que se produjo con posterioridad y durante Los años subsiguientes a su promulgación. Sin embargo, la debilidad del esquetna de financiamiento quedó demostrada con el estallido de los 1nayores escándalos de relaciones entre política y critninalidad, el proceso 8 mil, durante el gobierno de Ernesto Sa1nper y el escándalo de La parapolílica durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe. El fondo de financia1niento pennanente de partidos careció de precariedad de recursos y de dispersión de los mismos, en tanto que el siste1na de reposición de votos no tuvo mayor impacto práctico, pues los candidatos tuvieron la necesidad de seguir buscando el financia1niento privado para las campañas, debido a que el dinero de apoyo del Es– tado es posterior al certamen electoral. La falla de incidencia en el proceso electoral 1nis1no llevó este siste,na a convertirse en una especie de subsidios ex post para pre– miar el éxito electoral (los que más votos sacaban). Finahnente, la legislación debilitó a los partidos , pues permitió que los candidatos recibieran donaciones directa,nente, con lo cual el papel mínitno de control que venían cumpliendo co1no intennediarios entre los donantes y las catnpañas desapareció. Sola- 1ncnte quedó para ellos el rol de pagadores de los recursos de reposición, pero durante el proceso electoral mismo fueron relegados a 1neros observadores, situación que se vio agravada con la expedición de avales en forma prácticamente indiscriminada. VII. Tercera etapa. El financiamiento político y el creciente papel del Estado Las dificultades relacionadas con el incremento del níunero de partidos, la dispersión de listas, la falta de disciplina de los ,nicmbros, entre otras, dieron lugar a la rcfonna de la Constin1ción consagrada en el acto legislativo Ol de 2003, dicha reforma se ocu– pó de fortalecer el siste1na de partidos. Por ello, sus contenidos estuvieron dirigidos a ordenar la co1npctcncia política con nonnas tales como el utnbral del 2% para obtener personería j urídica, la 1nodificación de la fónnula electoral hacia la cifra repartidora para pre,niar la concentración de las votaciones en lugar de su dispersión, la inscrip– ciónde las listas de partidos en reemplazo del otorgamiento de avales, así como la obli– gación de los elegidos de actuar en bancada, respetando los linea1nientos del partido por el cual fue elegido, y la i1nplcmentación de la figura de la doble 1nilitancia. La nueva nonnatividad tuvo un efecto irunediato de reagrupación partidista y penni– tió pasar de 1nás de 60 partidos a 16 en el año 2006. La rcgla1ncntación del régi,nen de bancadas también ilnpactó positivamente el trabajo del Congreso. Del 1nis1no modo, el s iste,na de financiamiento sufrió tnodificaciones, aunque no sustanciales, como se verá.
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