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Derecho Electoral de Latinoamérica 293 de su degradación, pues diversos empresarios entendieron al parrido político como un negocio etnpresarial altamente rentable, dados los elevados subsidios previstos para dichos institutos políticos. Otros interesados en los partidos políticos los consideraron como instru1nentos para hacerse del poder, por el poder tnismo, sin interesarse en el progreso y desarrollo so– cial, sino en su beneficio personal. Atraída por el generoso subsidio oficial, una organi7ación sindical creó un partido político, a pesar de existir prohibición expresa para tal efecto en los artículos 352 y 354 fracción III-h del Código Federal de Instituciones y Procedilnientos Electorales. Aunado a lo anterior sobrevino el deterioro de las ideologías partidarias que quedan relegadas a meros documentos fonnales para cumplir requis itos exigidos para obtener, y en su caso 1nantencr, el registro oficial del partido, lo cual propicia la coalición de partidos teóricainente contrapuestos en sus ideales, lo que los desacredita a los ojos de la ciudadanía. Ese dererioro y descrédito alcanza ahora aún a los tres partidos mayores, por lo que el siste1na tnexicano de partidos sufre una grave degradación y propicia que las contien– das electorales estén preñadas de calumnias y rnentiras (como pronostica Sartori para el sistema polarizado de partidos); y la argu1nentación política haya sido sustituida por la 1nercadotecnia electoral, todo lo cual hunde a dicho siste1na y a los partidos que lo integran en un severa crisis cuya resolución es urgente y se debe buscar 1nediante una cuidadosa refonna a su marco normativo que reduzca al mínirno el subsidio a los par– tidos políticos para que estos reduzcan su número, dejen de ser considerados negocios mercantiles de alta rentabilidad, y establezcan un sólido valladar contra los hampones electorales y los aventureros políticos, en aras de la regeneración de los partidos y dignificación de la política en México.

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