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284 S. Degradación de los partidos políticos mexicanos espiritual determinada" 269 . Para otros, "en su sentido más estricto las ideologías son la proyección popular y práctica de un s istema de ideas" 27 ü. Pero, independientemente de la interpretación que se le dé, la ideología es un conjunto de ideas, y como tal puede entenderse como una cosmovisión o agrupamiento de ilná– gcncs, por cuya razón queda inserta en el átnbito de lo ünaginario, al lado del tnito y de la religión, a los que en ciertos aspectos se aseineja por ser como ellos un sistema simbólico con pretensiones de dar sentido a la actividad social, mediante la detennina– ción de las necesidades y aspiraciones colectivas y el señalamiento de los objetivos a alcanzar y metas a conseguir. Pode1nos observar en el curso de la historia que el 1nito -e1noción convertida en itna– gen defonnada de algo y le da apariencia de ser más valioso de lo que en realidad es– precede a la religión y a la ideología en las funciones de orientar la actividad social y definir su telos; más que un producto de trabajo intelectual, el mito se deriva de recón– ditos sentimientos hu1nanos. En rigor el 1nito significa la cos1nogonía de los pueblos primitivos; co1no apunla Pierre Ansart: La lógica social, en su totalidad, se encuentra transpuesta ideabnente en la ló– gica del milo ( ..) Fl relato menciona implícitamente los fines esenciales de la i:ida colectii:a y sitúa la f inalidad suprema precisa,nente en la realización del mito, en la.fidelidad a los modelos y la presentación renovada de su sentido colectivo mediante el rito y la cerenionia 17 ;_ Con el correr de los años, el mito fue sustituido por la religión en su función orientado– ra y definitoria de la actividad social, aun cuando en un espacio de distintas dilnensio– nes y con procedi1nicntos diferentes. En El mito del Estado, Emst Cassircr destaca al mito y la religión co1no punto de partida de la universalidad y la identidad fundainental de la vida. Max Weber, en el judaismo antiguo descubre durante la transición de la civilización 1nítica a la religiosa, có1no los sacerdotes se adueñan de los símbolos o bienes de s ignificación y los 1nanipulan a su arbitrio, junto con el poder que entrañan, poder religioso o espirinial, que con el ticrnpo se deslinda del político y del cconó1nico, aun cuando en ocasiones se pretendan reunir en un depositario único. De esta suerte, 1nito, religión y razón, son maneras diferentes de interpretas el uni– verso; por ello, una misma idea se puede manifestar mediante expresiones míticas, religiosas o racionales. Co1no se puede comprobar fácihnente, cada cultura genera sus propios 1nitos, no por torpeza, o incapacidad de diferenciar lo falso de lo verda– dero, sino en una acción de autoprotección porque el 1nito fortalece al hombre en la derrota, la frustración y la decepción, permitiendo preservar la cultura y conservar las instin1ciones. 269 270 271 López, Mario Justo, bztrod11cció11 a los estudios políticos, Buenos Aires, Editorial Kapelu:i:, 1971, 1. rr, p. 337. Femández <le la Mora, Gonzalo, El crepúsculo de las ideologías, Madrid, Rialp, 1965, p. 31. 1\nsa11, Pierre, tdcologia, conflictos y poder, trad. José Mejía, T lalmapan, J>uchla, Premiá Editora de Libros, S. A. , 1983, p. 19.

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