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244 2. La financiación ilícita de la política Por fin, en Latinoamérica no hay aún una verdadera cultlira de respeto a la libertad de mercado y la competencia. Las instituciones encargadas de promoverlas y sancionar las fi11las son 1nuy débiles. La legislación es tímida. Y la comunidad no advierte de 1nancra clara los riesgos de la colusión. No obstante este balance inquietante, la conclusión no puede ser la del nihilistno para– lizante. Enseguida vereinos que hay mucho por hacer. V. Conclusiones El conjunto de proble1nas descrito ünplica grandes desafios para el Estado democrá– tico contemporáneo. En pritner lugar, en una mirada larga, sería necesario poner en práctica una legislación, una culnira y unas instituciones que eviten la inequidad que propicia la financiación ilícita en el tnarco de la cotnpetencia electoral. As iTnis1no, reducir al rnínimo la influencia del dinero en la fonnulación de políticas públicas en des1ne<lro del interés general, es condición para lograr una de1nocracia más legítüna. Esta situación ideal redunda en beneficio de la confianza ciudadana, la transparencia y la ética de la administración pública. Si bien esos son ideales retnotos, es posible un eslabona1niento de actuaciones y deci– siones que conduzcan el desarrollo democrático por el camino correcto. Lo importante es no desfallecer en la tarea, aun sabiendo que después de cada solución, seguramente surge un nuevo proble,na. Enseguida plas1na,nos algunos de esos objetivos intenne– dios de ejecución progresiva y unas notas centrales sobre la manera de atender los fenómenos que hetnos descrito a lo largo de este docmnento. l. La financiación de los partidos y las campañas es un elemento central para la vida democrática. La relación entre dinero y política es necesaria. De hecho, el gasto que se haga en este campo corresponde realmente a una inversión en cuanto a la sostenibilidad de la de1nocracia y la gobernabilidad. 2. Los valores involucrados poseen altísüna sensibilidad. Capacidad real de los partidos, participación viable, independencia de los protagonistas políticos, cquidac~ transparencia y lucha contra la corrupción son algunos de ellos. 3. Tanto el control sobre los dineros de origen privado cotno la financiación pú– blica han cumplido una tarea benéfica en la Región, s i bien es 1nuy largo toda– vía el catnino que queda por recorrer. 4. Parle de la financiación ocurre de 1nanera informal. El lema relacionado con el verdadero costo de la política en la Región debe ser objeto de nueva y cre– ciente preocupación y estudio. 5. Al formular políticas públicas en la materia, debe considerarse que la finan– ciación de partidos y campañas no puede aislarse del marco más general del sistema de partidos y del sistema político. Cada variable que se adopte tiene repercusiones en estos.
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