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230 2. La financiación ilícita de la política La actividad partidista en regímenes democráticos exige organización. Si a esto se suman los eventos electordles, la necesidad de dinero es inescapable. Es claro que los partidos ya no descansan exclusivatnente en el apoyo espontáneo de los prosélitos. Las rnodcmas campañas son 1nás cornplejas, la imipción de los medios electrónicos de comunicación ha traído nuevos afanes, las encuestas y el inevitable elenco de quienes las practican y las analizan, losfocus groups, los spin doctors y toda la parafernalia electoral conternporánea generan un esfuerzo financiero itnportante. Es preciso entender, entonces, que el aporte de dinero a partidos y candidatos es una inversión en la dc1nocracia lo cual no le quita a la relación dinero-política su faz conflictiva. Literahnenle, pues, la financiación de la política es un Jano de dos caras. La cara negativa se refiere a los eventos críticos que genera la sed inapagable de dine– ro. Escándalos vinculados al ingreso de dineros ilegales, corrupción, aportes de gn1pos poderosos entregados con el objeto de incidir posterionnente en el gobierno electo, son fantasmas que recorren el mundo. Nadie escapa a ellos. Países ricos y pobres, demo– cracias occidentales, gobiernos en el Oriente, partidos en el tercer mundo, líderes en el N·orre y en el Sur, todos a una, son vulnerables. Hay unanimidad en el sentido de que la financiación ilícita, en todas sus modalida– des, afecta gravc1ncntc valores dcrnocráticos esenciales. Altera una necesaria equidad, compromete la libertad de los electores y la autonomía de los elegidos. Aún más, una derivación indeseable itnplica lograr que el ciudadano vote en función de los bienes que recibe del candidato. Este fenórneno, el clientelisrno, mina la esencia de la de– mocracia. Por fin, otro asunto que hay que cuidar es evitar que la democracia termine convertida en un sisterna plutocrático donde quienes financian dictan las políticas. Y, por fin, cuando nos enfrentamos a la captura del Estado por gn1pos ilegales, es todo el siste1na político el que está bajo riesgo. Por su parte, tainbién se afecta la separación de poderes, porque en rnuchos casos se ha visto un 1naridaje entre la ratna legislativa y el gobierno, bien por la incidencia de las donaciones interesadas de campaña, o por franca corrupción que tiene derivaciones en ambas órbitas. El resultado es una afectación severa del funcionamiento de la demo– crdcia y un e1npobrecimiento de la ética de la adtninistración pública. III. Categorías de la financiación ilícita. Vías de influencia del dinero Hay varias fuentes principales: Por un lado, está el dinero legal que se entrega en un tnarco de favorccitniento de grupos específicos en la formulación de políticas públicas. El típico quid pro quo, muy cercano a comtpción o a veces corrupción pura y dura. La cercanía entre algunas donaciones y el soborno ha sido estudiada desde el punto de vista ernpírico, aunque no abundan estudios sobre el lema.
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