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202 l. Para llegar a tiempo: apuntes sobre la regulación del financiamiento político en América Latina De acuerdo con su periodicidad, los subsidios directos pueden ser permanentes o electorales, siendo aquellos casi síe1npre dese1nbolsados a los partidos en forma anual, con el propósito de apoyar diversas actividades no electorales, en parlicular la expansión y 1nanteni1niento de la estructura partidaria. En rnuchos casos coexisten ambos tipos de subvención. La distribución de estas opciones 1nuestra patrones dignos de 1nención. Mientras casi todas las democracias de Europa Occidental proveen financiamiento pennanente a los partidos, en las detnocracias de Arnérica del Norte y A1nérica Latina el financiamiento electoral sigue siendo prevaleciente. Ello refleja una distinta forma de entender la na– turaleza y las funciones de los partidos. En Estados Unidos, por ~jemplo, las reglas de subsidio reflejan ]a noción de que los partidos existen, en lo funda1nenta1, para pelear batallas electorales y que son, en todo caso, menos importantes que los candidatos individuales 1 41 • En Europa, por su parte, se ha adoptado una noción más co1nprensiva del papel de los partidos, corno organizaciones pcnnanentes esenciales para la tarea de gobernar. Esta distinción no es ajena a la división entre regímenes presidenciales en casi todo el Hetnisferío Occidental y regítnenes parlamentarios en Europa Occidental. Debe decirse, sin embargo, que América Latina muestra una creciente aceptación del financiainiento público permanente para el fortalecitniento y desarrollo institucional de los partidos, incluyendo actividades tales corno la investigación, la formación y la capacitación de cuadros partidarios. Tal es el caso de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Panamá y Perú, entre otros. El momento de desembolso de los subsidios electorales ta1nbién presenta variaciones itnportantes. Esta característica puede tener una relevancia considerable, toda vez que las subvenciones exclusivainente poselectorales pueden implicar un obstáculo infran– queable para los partidos de reciente creación, con 1nenores recursos financieros o con tncnor capacidad crediticia. En algunos países la subvención estatal opera co1no un reembolso poselectoral de gastos (por ~jemplo Australia), mientras en otros se pennite el pleno acceso al subsidio antes de la elección (por ejemplo los Estados Unidos). En algtmos países, corno España, a1nbas opciones están rnezcladas en diferentes grados. En América Latina no existe un patrón homogéneo en cuanto al desetn– bolso del financiamiento electoral. Unos pocos casos contemplan única1nentc pagos poseleclorales (Nicaragua y Paraguay). En un caso (Argentina) se entregan los re– cursos exclusivamente antes de las elecciones. El resto de los países ha adoptado una combinación de desembolsos anteriores y posteriores a los co1nicios. Cas i todos los países que otorgan subvenciones directas han introducido algún tipo de barrera de acceso, con el fin de desincentivar la proliferación de candidatos y parlídos. Con frecuencia, la barrera de acceso es definida por el logro de repre– sentación par\a1ncntaria en la elección previa (por ejetnplo Finlandia), pero puede también consistir en un número absoluto de votos (por ejemplo Dinrunarca o Porn1- gal), un cierto porcentaje de los votos (por ejemplo Alemania o Nicaragua), o una combinación de escaños y votos (por eje1nplo Suecia o Costa Rica). Otros países 141 Katz y Kolodny ( 1994).

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