Libro
196 l. Para llegar a tiempo: apuntes sobre la regulación del financiamiento político en América Latina Si bien el financia1niento político no determina la volatilidad, el formato o la polarización del siste1na de partidos, su regulación sí es capaz de crear incenti– vos que marginalmente afectan su co1nporta1niento. De manera más directa, las reglas de financiamiento -y en particular el rnétodo de desernbolso escogido para los subsidios estatales, donde estos existen- pueden incidir decis ivamente en la institucionalización de los partidos y en su consolidación como agrupaciones con vida pennanente. En ambas dimensiones las tendencias mostradas por la región no son favorables. Una revisión de la diná1nica del sistema de partidos en 17 países latinoa1nericanos desde finales de la década de 1980 muestra un aumento del número efectivo de parti– dos en IOde los 17 países 1 27 • Por otro lado, la volatilidad electoral de la región conti– núa siendo comparativamente muy alta y alcanza niveles asombrosamente elevados en países como Perú y Guatemala, con sistemas de partidos con altísünos niveles de fragilidad 128 • Por otro lado, con la posible excepción de los partidos ,nexicanos y de algunos otros ejeinplos aislados en otros países (por ejemplo: Frente A1nplio en Uruguay, Alianza Republ icana Nacionalista en El Salvador, Partido Revolucionario Democrático en Panamá), los niveles de institucionalización de los partidos políti– cos en la región son su1na1nente bajos, aun en democracias muy consolidadas co1no Costa Rica, Un1guay o Chile 129 • Los casos colombiano y 1nexicano merecen una 1nención especial. En el pritnero de ellos es muy posible que las reglas bastante liberales de acceso al financiarniento es– tatal - que le permiten beneficiarse incluso a candidatos propuestos por "movimientos sociales" o por "grupos significativos de ciudadanos"- contribuyeron a la virtual li– cuefacción que sufrió el siste,na de partidos colornbianos en la década anterior, par– ciahnentc revertida por la refonna electoral de 2003 130 • La experiencia 1ncxicana, por su parte, en la que un cuantioso subsidio estatal ha sido dispuesto para cubrir las acti– vidades partidarias permanentes es sugerente del poderoso efecto que pueden tener las subvenciones no electorales en la consolidación institucional de los partidos. México, c1ue solo en esta década cuhninó su transición de1nocrática tiene hov acaso los 1-,artidos • ' J ,nás robustos de toda la región, con vocación de pennanencia y capacidad co,npetitiva en todos los niveles. Es itnportante que las reglas de financimniento político no creen barreras excesivas a la participación electoral. Sin e1nbargo, es por lo 1nenos tan ünportante que tiendan a favorecer -así sea marginahnente- la consolidación de los partidos y una cierta estabi– lidad del sistcrna de partidos. 129 l:V Cálculo de los autores con base en cifras oficiales y metodología de Laakso y Taagepera ( 1979). Madrid ('.!005), p. 6. Véase lambién <latos en Payne et al. (2006), pp. 183. Ver al respecto el estudio, ya con algunos años de más, de tvfa inwaring y Scully (1 995). También Casas Zamora (2005), p. 14, n. 22. 1)e la Calle ( 1998), pp. 106-1 11 . Sobre la reforma electoral de 2003 y sus efectos véase Rodríguez. Raga y Botero (2006).
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