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12 Palabras del Presidente Juan Manuel Santos en la instalación del Segundo Congreso Iberoamericano de Derecho Electoral La democracia exige el respeto inequívoco y profundo de las libertades y la protección de los derechos humanos. La democracia supone la construcción de una sociedad más abierta y equitativa, con mayor igualdad de oportunidades para todos, en la que los ciudadanos encuentren sali– das para la expresión de sus necesidades, sus inquietudes y sus soluciones. La democracia implica -y esto es fundamental- el respeto al disenso, a los que piensan diferente, a las voces críticas de la oposición, sin las cuales cualquier gobierno o ,nayoría carecen del necesario contrapeso, de esa ducha de agua fría que les irnpide caer en excesos o dormirse en los laureles. 1~101nento excepcionlll ,te Colo,nbitl por ltl gobenuzbilidatl En Colombia pasamos hoy por un motnento excepcional. Desde la campaña anuncié que buscaría hacer un (iobiemo de Unidad Nacional, que convocara a las diversas tendencias políticas a ponerse de acuerdo en lo que llamaba Álvaro Gómez lo fundainental, y -pasado algo 1nás de un afio desde el inicio del 1nandato- podctnos decir, por fortuna, que la Unidad Nacional ,narcha bien y con buen futuro. Lo que hemos conseguido -a diferencia de otros países, que están estancados por la polarización política, como Estados Unidos y algunos de Europa, donde las pugnas internas frenan la búsqueda de soluciones- es superar diferencias coyunturales para sacar adelante refonnas y proyectos que exigen - para su éxito- el concurso de la mayoría de la sociedad. La Refonna a las Regalías, la Ley de Ordenatniento Territorial, la Ley de Yíctitnas y de Restitución de Tierras, la Reforma de Sostenibilidad Fiscal, habrían sido ilnpensables en un entorno que no fuera el de la Unidad Nacional. Lo que hemos conseguido, en otras palabras, es una gobernabilidad 1nuy ilnportante, que nos ha pennitido avanzar en un año en temas que estuvieron vetados por años o por décadas, por la dificultad para alcanzar consensos. Porque la democracia, para funcionar 1nejor, requiere gobernabilidad, y eso es lo que hemos venido construyendo, sin tninirnizar -ni más faltaba- el papel de la oposición ni aspirar al unanilnis1no, que no se puede dar en todas las cir– cunstancias. Sin duda -como decía antes-, la deinocracia no es solo las elecciones, pero -por otro lado- sin elecciones no hay verdadera democracia. Por eso es tan importante que éstas se den de manera ordenada, transparente, libre y segura. El Derecho Electoral y todo el régilnen de elecciones apuntan a conseguir este objetivo esencial, sobre el que también hetnos tenido adelantos en el país. Cada vez más hemos avanzado en un régilnen electoral y político que exige responsa-

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