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Derecho Electoral de Latinoamérica 127 o~jetivo, las regulaciones desarrollan distintas clases de fórmulas, como por ejemplo la del cociente electoral o la de la cifra repartidora. También, cuando se trata de determinar la dinámica que mueve los procesos electora– les, siguiendo las respectivas regulaciones, los estudiosos identifican y distinguen dos tipos de sistemas: a una vuelta y a dos vueltas. En el pritner caso, a una vuelta, la de– cisión electoral queda consolidada con los resultados correspondientes a una prünera intervención ciudadana, en el sentido de que el candidato o candidatos que obtengan la 1nayor cantidad de votos adquieren el derecho a ocupar el cargo político que se esté proveyendo. El segundo caso, es decir, el del siste1na a dos vueltas, en ténninos generales se pre– senta cuando el ordenatniento prevé que si ninguno de los candidatos obtiene por sí solo la tnayoría de los votos en la pri1nera ronda, es necesario que los dos candidatos mayoritarios se enfrenten entre sí, en una segunda ronda, con el fin de determinar en últimas quién es el ganador del proceso. Finalmente, dentro de este sistema de clasificaciones, desde otra perspectiva, también se identifican los procesos electorales en unipersonales y pluripersonales o por listas, según se trate de elegir un candidato para un cargo de naturale7.a individual o una cunil dentro de una pluralidad de puestos, razón por la cual se acude al sistema de listas con suplentes personales o nutnéricos; o sin suplentes. Ahora bien, a partir del estudio de la conducta seguida por los ciudadanos en diferentes procesos electorales, la estadística política ha logrado establecer que necesariamente existe tma correlación con tm alto grado de certeza entre los distintos sistetnas electo– rales y los siste1nas de partidos. Esto significa que si se reflexiona sobre el cornporta1niento electoral de un grupo de individuos, to1nado como 1nuestra, en varios procesos electorales, existe una altísima probabilidad de que se establezcan las siguientes correspondencias entre los siste1nas de partidos y los siste1nas electorales: (i) Un proceso electoral unipersonal, 1nayoritario y a una vuelta favorece la crea– ción y permanencia de sistemas políticos unipartidistas o bipartidistas, pues estimula la conformación y estabilidad de grandes partidos políticos, con es– tructuras tradicionales y con cierto corte autoritario, propios para 1nantener el poder en el interior de esquemas monoparlidislas o bipartidistas. ( ii) Una estructura electoral pluripersonal, proporcional, preferentemente a dos vueltas, es alta1nente probable que favorezca los esque1nas pluriparti– distas o multipartidistas, al pennitir que los partidos o grupos 1ninoritarios tengan protagonis1no en términos de participación en las estn1cturas del poder, ya que los candidatos que hubiesen obtenido la 1nayor cantidad de votos en la prirnera vuelta necesariamente deberían acudir a aquellos que fueron derrotados, nonnalmente provenientes de pequeños grupos o parti– dos políticos, con el fin de stunar los votos necesarios para lograr un triun– fo en la segunda ronda. Esta necesidad de alianzas concede a los partidos

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