Libro
Derecho Electoral de Latinoamérica 101 políticas, autoridades y órganos electorales y proceso electoral lo remite a lo que la ley constitucional de ]a materia establezca, por Jo que en ]a Ley Electoral y de Partidos Políticos se norman, además de lo anterior, las síguíentes clases de co1nícíos: T. Las elecciones generales, que co1nprenden: 1. La de Presidente y Vicepresidente de la república; 2. La de Diputados al Congreso de ]a Repúb1ica por 1istado nacional y por distritos; y, 3. Las de las Corporaciones Municipales. TI. Las de Diputados a la Asa1nblea Nacional Constituyente; y JU. Las de Diputados al Pada1ncnto Ccntroatnericano. Lo anterior significa que en Guatemala cada 4 años, en una misma jornada electoral se hacen 5 elecciones. En ese sentido, resulta complejo, aunque no imposible, establecer el interés que cada tipo de elección despierta en la ciudadanía, aunque probado está, según lo reflejan los nútncros, que las Consultas Populares llevan a las urnas a pobres con– tingentes ciudadanos. En lo que se refiere al scgtmdo aspecto, obligatoriedado no del voto, en Gu.atc1nala, tanto en la Constitución Política de la República como en la ley específica se le califica como un derecho y a la vez como un deber ciudadano, es decir. que no es obligatorio, por lo cual la ausencia de e1nisión no conlleva ningtma responsabilidad, 1nenos una sanción. Entre las causales técnicas se encuentran la falta de difusión de infonnación electoral (calendario, ubicación, distancia y acceso a los centros de votación, ünportancia que se le asígna al voto, entre otros), la1nbién la separación (que permite un 1nayor univen;o de electores aptos, y una buena depuración del registro electora]) como convergencia entre el Registro Civil y el Electoral, que incluye los aspectos relacionados con alian– zas para potencializar capacidades institucionales, procedi1nientos ínterínstitucionales para el intercainbio de infonnación y en general coordinación para la realización de las políticas públicas. Por último, se encuentran las causales socioculturales, que son tnás dificilcs de identi– ficar y precisar, pero es necesario trunbién encontrarles solución para incremenrar los niveles de participación electoral. Entre ellas puede hacerse 1nención a una generali– zada apatía hacia los efectos que puede producir el voto, la pérdida de credibilidad y desconfianza en las instítucíones, organizaciones políticas y gobernantes electos; los factores de violencia, intitnidación, soborno; el escepticismo sobre la transparencia de los comicios y el abstencionismo como forma también de participación democrática. Oportuno es hacer notar que, frente al análisis de las distintas motivaciones para lograr la participación electoral, resulta obligatorio hacer una revisión de las diferentes medi-
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