Violencia y discriminación contra las mujeres Mujeres plenam
Mujeres plenamente capaces, retos a la igualdad de género en el siglo XXI Autora: María Victoria Calle Correa Magistrada de la Corte Suprema Hablar de igua ldad de género y de los problemas de las mujeres en el si– glo XXI, supone cambios en los discursos y las acciones que se dieron sobre la cuestión a lo largo del siglo XX. Por una parte, existe un avance inevitable e innegable en la materia. La situación poi ítica , socia l y económica de las mujeres, hoy en día, es clara y notoriamente mejor que la que tenían hasta hace tan sólo unos pocos años. Los profundos cambios que se han dado en nuestras socie– dades parecieran llevarnos a pensar que las ideas sobre igua ldad y equidad de género, que fueron muy importantes para impulsar cambios estructurales, hoy en día pueden pasar a un segundo plano, ante necesidades sociales más grandes y apremiantes. Pero por otra parte, las denuncias de los grupos y organ izaciones no gubernamentales que trabajan con derechos de las mujeres evidencian que las afectaciones y limi taciones de éstos persisten. Es decir, mientras que por un lado existen evidencias cla ras y fehacientes de los avances en la materia, por otro lado se advierte que el trecho que aún falta por recorrer para lograr la plena defensa de la igua ldad y la equidad de género aún es largo. ¿En qué se ha avanzado y en que falta avanzar? Considero que esta cues– tión puede responderse, en Iíneas generales, de la siguiente manera. El siglo XX supuso el largo camino por lograr la igualdad formal de las mujeres. La lucha por dej ar de ser personas que viven 'en la sociedad', para ser reconocidas ple– namente como personas que forman parte integral de la sociedad, en igualdad de condiciones. Desde mediados del siglo XIX la reivindicación de la condición de la mujer había sido un asunto de debate. Finalmente, durante el siglo XX fue la época en que poco a poco, a lo largo y ancho del planeta, se fueron modifi– cando los prejuicios acerca de las mujeres, para abri r paso a un reconocimiento de su dignidad y su humanidad en igualdad de condiciones. La mayoría de las constituciones nacionales, los tratados de derechos humanos internaciona les y regionales, así como la j urisprudencia y la doctrina, apuntan en una misma dirección: el reconocimiento de los derechos de las muj eres en condiciones de igual dad. Es un mandato que irriga los sistemas nacionales a través del globo, incluyendo, por supuesto, a Latinoamérica. En tal medida, esa pa rte de la lucha 11
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