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Consejo de Estado 34 H ace ya varios añosmi madremurió en un accidente de tránsito, mientras iba de parrillera en una moto. Era de noche y no había iluminación en la vía. De repente, ella y el conductor chocaron con unos restos de tierra y piedras que dejó la empresa de gas sobre el camino, luego de unas obras de instalación que estaba haciendo días atrás. Mi familia y yo presentamos una demanda contra el Estado, porque, aunque la que dejó los escombros sobre la vía fue la empresa de gas, el Estado tenía la obligación de mantener iluminada la vía. Quién sabe, hasta se hubiera podido evitar ese trágico accidente. Después de analizado el caso, la Sección Tercera del Consejo de Estado nos dio la razón y por eso condenó al Estado y a la empresa de gas a que nos pagaran una indemnización. En la sentencia se dijo que por lamuerte demi madre, nosotros, como familia, dejamos de beneficiarnos de su labor como ama de casa, la cual podía y debía cuantificarse económicamente. Mi mamá se encargaba de todas las labores de la casa: cuidaba a mis hermanos, uno que acaba de nacer y otro de tres años; hacía diariamente el aseo, lavabayarreglaba la ropa, noscocinaba, hacíaelmercado, administraba todos los recursos de la casa; en general, hacía todo lo posible para nuestro bienestar. Fue por eso que en la sentencia se dijo que aunque mi madre no recibía un salario mes a mes, su arduo trabajo era tan valioso económicamente como el que generalmente han hecho los hombres y lasmujeres en empresas y en negocios. Ahora que soy mamá valoro aún más el reconocimiento que la Sección Tercera le hizo a mi madre y a todas las amas de casa, porque asumir que las labores hechas en el hogar no tienen valor significa hacer invisible el trabajo del hogar a pesar de que estas tareas requierenmás tiempo que el de la jornada laboral tradicional y pese a que realmente no son actividades sencillas. Nosotros sabemos que ninguna indemnización nos va a devolver a nuestramadre, pero por lomenos con esta decisión se reconoció que todo lo que ella hacía, que ahora hago yo, no es un trabajo invisible, sino un verdadero trabajo. ¡Ser ama de casa, sí es un trabajo!

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