Informe final de la Comisión de la Verdad, sobre los hechos del Palacio de Justicia

Jorge Aníbal Gómez Gallego, José Roberto Herrera Vergara, Nilson Pinilla Pinilla 53 tregua con los rebeldes que no es ni será más que un instrumento de presión fabricado por la subversión de tipo internacional”. 89 77. Poco a poco, el Presidente iba quedando enfrentado al “estable- cimiento”, y paradójicamente aislado de las mayorías que apreciaban sus esfuerzos, pero con quienes nunca se comunicó en la forma debida. 90 A finales de 1984, había tantos que criticaban a Betancur y su política de paz, que se volvió común hablar de “la soledad del Presidente”; su actitud pareció cambiar frente a la sociedad: “Belisario parecía achicarse, tratando de pasar agachado, y era difícil reconocer en su nueva sonrisa resignada, en sus tímidas autodefensas y en el bajo perfil de sus últimas intervenciones, al hombre que en los inicios de su Gobierno había contado con suficientes bríos, convicción y apoyo como para pasar olímpicamente encima de sus opositores”. 91 78. El 30 de agosto de 1984, cuando entró en vigor el acuerdo de cese al fuego, de tregua y de diálogo nacional, la orden que impartió IvánMarino Ospina fue “silencio a los fusiles, paso al diálogo nacional”. 92 Mediante la tregua, tanto el movimiento guerrillero como el Estado, se comprometían al cese al fuego en los siguientes términos: La Comisión de negociación y diálogo, el Comando Nacional del EPL y el Comando Superior del M-19, acuerdan que concretamente debe producirse el cese del fuego, y que, cumplido este requisito, se dará inicio, desarrollo y culminación a un gran diálogo nacional que permitirá la expresión de la voluntad de los más amplios sectores sociales y polí- ticos en la búsqueda de la paz, con base en la justicia social. En consecuencia, el Comando Nacional del EPL y el Comando Superior del M-19, ordenan el cese del fuego y demás operaciones militares, a todos los Frentes, Columnas y Unidades, a partir del día 30 de agosto a las 13:00 horas. 79. como la entrega de armas o la des- movilización de los integrantes de los grupos insurgentes. Del texto se desprende que la tregua iba a ser el primer paso para permitir un diálogo nacional que originaría las reformas necesarias para la permanencia de la paz. 89 Landazábal, óp. cit., p. 265. 90 Ramírez, óp. cit., p. 169. 91 Restrepo, óp. cit., p. 231. 92 Villamizar, óp. cit., p. 368.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzAxMjQz