Informe final de la Comisión de la Verdad, sobre los hechos del Palacio de Justicia
Jorge Aníbal Gómez Gallego, José Roberto Herrera Vergara, Nilson Pinilla Pinilla 467 Gloria tenía 31 años, llevaba dos años de casada y su hijo, Juan Francisco, que ya tiene dos años fue el acontecimiento de su existencia. Vivía por él y para él. Precisamente el día anterior a su desaparición, Gloria le comentó a su madre que estaba pensando encargar por esos días el otro hijo y “de ahí sí no más”… A Gloria le encantaba leer y tenía una vida social muy activa ya que era (es) una persona alegre y extrovertida. En su familia son cuatro hermanos. Tres mujeres y un hombre. Ella era la mayor de las mujeres. Su q ue ejercía en varias universidades. Pero desde el nacimiento de su hijo relegó un poco la profesión y aunque continuaba ejerciendo, su dedicación principal era su pequeño, con el que volvía a ser niña inventando nuevos juegos. “Juegos y planes que el gobierno frustró”. Texto relativo a Gloria Isabel Anzola, mi mamá y esto cómo influyó en mi vida 3 Sucedió cuando era pequeño, tenía un año.Mi papá trabajó como floricultor, en cultivos de rosas fuera de Bogotá, mi mamá era abogada, y se ocupaba de llevarme a la guardería. Era su único y primer hijo y sé que yo era la luz de sus ojos, que fui su última preocupación. Mamá después de llevarme a la guardería salía para su oficina, que se encontraba ubicada cerca del Palacio. Parqueaba su carro en el parqueadero del Palacio, por mí tía abuela, y un día pasó lo que pasó. Crecí siempre en el calor de un hogar. Siempre fui muy consentido, y la vida sabe como hace sus cosas, primero me alejó de Bogotá a Quito, donde crecí la mayor parte de mi vida, con un dolor y una verdad escondida, pues siempre fui consciente de lo sucedió con mi madre, pero no de la magnitud de cómo fueron los hechos que aún hoy no es que los sepa. Hasta mi juventud mi mente me bloqueó la historia, el cómo. La vida sabe cómo hace sus cosas, y hace siete años, al regresar a Bogotá, el destino me llevó a retomar el caso. Afirmé una verdad que ya sabía, pero que nunca la recordé de pronto como debí hacerlo, y que hasta ahora sigue siendo historia patria incompleta. La falta de respuestas concretas del paradero de al menos su cuerpo, para rendirle el último sacramento, cerciorarme de que ella, mi origen, descansa en paz. Volví a Bogotá a encontrarme con impunidad, engaños y enredos en mi país, una falta de verdad, derecho fundamental que merezco, y que 3 Texto enviado por su hijo, Juan Francisco, a la Comisión de la Verdad, en julio de 2009.
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