Informe final de la Comisión de la Verdad, sobre los hechos del Palacio de Justicia

Informe final de la Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia 454 Sus padres, doña María del Carmen y don Antonio, sus hermanos, su esposa y especialmente su hija, Ludy Esmeralda, viven hoy una situación de incertidumbre que no han podido superar por el oscuro velo que cubre los acontecimientos. Aunque los hechos son contradictorios, ellos confían en el retorno de David. Lo terrible de sus vidas comenzó el 7 de noviembre, día en el que transcurrían las horas y David no regresaba. Buscaron por todas partes, fueron donde les indicaron; pero nada. No encontraron ni la argolla de David ni el reloj, ni la hebilla de su cinturón, ni las llaves de la casa. Sin embargo, su familia no cree en los indicios, las declaraciones o los informes. Ellos creen en lo que sienten y en lo que piensan. Y sienten que David está vivo y piensan que no existen pruebas que les indiquen que está entre los irreconocibles. Su niña pregunta todos los días por él a pesar de que Luz Dary le ha insinuado que su papito puede no regresar. Cuando esto ocurre, la niña reacciona violentamente y asegura que su papito volverá dentro de dos años. “¿Por qué, mami? Los policías no matan a los que son juiciosos, ellos matan a los que no son juiciosos, y mi papito era juicioso”. Cristina del Pilar Guarín Cortés Dime, buen Dios, por qué me arrebataste su voz de seda y su calor de niña, si era todo mi bien (y tú lo sabes), como el sustento que se da al mendigo. José Guarín Cristina del Pilar, de 26 años, es la tercera de cuatro hermanos, fruto de la unión del señor José Guarín Ortiz y doña Elsa Cortés de Guarín. Cristina culminó su carrera como licenciada en historia y geografía en la Universidad Pedagógica Nacional y se preparaba, mientras trabajaba temporalmente en la cafetería del Palacio de Justicia, a realizar un postgrado en ciencias de la educación. El relato de su padre es más elocuente que cualquier otra versión que sobre su vida, sus esperanzas, sus anhelos e ideales, pueda escribirse. Es él quien más ha profundizado en la vida espiritual de Cristina, quien la ha guiado durante su existencia y motivado el gran amor que ella profesa por la lite- ratura; quien con más ahínco se ha unido a la lucha por el esclarecimiento de una verdad. Esa verdad es la del ser humano y su derecho a la vida, que en este caso ha sido profanado impunemente:

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