Informe final de la Comisión de la Verdad, sobre los hechos del Palacio de Justicia
Informe final de la Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia 450 con esta catástrofe. Nuestra vida ha sido una constante lucha por evitar y l a , abandonamos hasta nuestra finca. Hemos luchado, le repito, por vivir ho- nestamente con nuestro propio esfuerzo y con mucha dignidad”. Los padres de Lucy viven desde hace tres años en Bogotá. Ahora cuidan a sus dos inquietos nietos, que a toda hora añoran a su madre desaparecida y que, como único consuelo a su desesperación, esperan hasta avanzadas horas de la noche el regreso de su atribulado padre, en quien encuentran consuelo a su soledad. Los Oviedo tienen seis hijos: cinco mujeres y un varón. Lucy es la menor de todos, planeaba empezar su carrera de derecho en febrero de ese año en el Externado de Colombia. Precisamente el 6 de noviembre tenía una cita con Raúl Trujillo a las 11 de la mañana en el Palacio de Justicia, porque el jurista Alfonso Gómez la envió a la entrevista para un empleo. Su matrimonio era armonioso; su esposo, Jairo Arias, se encuentra completamente anonadado, llevaban siete años de casados. Ella siempre le dio fuerzas para seguir adelante con su vida y sus estudios. Por estos días Jairo se gradúa de ingeniero civil de la Universidad Gran Colombia. Lucy era tan decidida que en menos de ocho días se hizo adjudicar un aparta- mento en la Urbanización Techo. Ahora su esposo está realizando enormes esfuerzos para pagarlo. El vacío es grande, se siente en todos los rincones, en todas las horas su presencia dulce y alegre. “Vivimos todos los días esperando su regreso. Era ella la hija que teníamos más cerca, era tan detallista y cariñosa…es imposible que haya muerto. Nosotros siempre hemos tratado de conservar la tradición de la familia, la unión, la hermandad. Su ausencia nos está consumiendo”. En verdad parece que la llama de la existencia que alumbra a los padres de Lucy se estuviera consumiendo poco a poco y que las fuerzas por vivir y seguir luchando los abandonaran en este largo cautiverio de desgracia. “Si no nos entregan a nuestra hija, ya estamos sentenciados a muerte”. “La vida tiene sus compensaciones y algún día han de saber los que la tienen que también deben ser padres de unos hijos a los cuales adoran, y que nunca deberían encontrarse sintiendo el cruel dolor que nosotros tenemos desde hace tanto tiempo”, así expresan los familiares de Lucy Amparo la esperanza de encontrarla y la condena a quienes se la llevaron.
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