Informe final de la Comisión de la Verdad, sobre los hechos del Palacio de Justicia
Jorge Aníbal Gómez Gallego, José Roberto Herrera Vergara, Nilson Pinilla Pinilla 177 costado suroriental del Palacio de Justicia. Para un buen número de personas liberadas, la llegada a este lugar significó el fin de una experiencia traumática. 7. En palabras de María Elena Giraldo, a la sazón relatora del Consejo de Estado, “fuimos llevadas por el Ejército a la Casa del Florero, donde re- cobramos nuestra tranquilidad y nos sentíamos orgullosas de que personas tan humildes como esos soldados no sólo nos hubieran rescatado, sino que con palabras de afecto hubieran logrado en nosotros esa valentía que hizo que pudiéramos salvarnos”. 1 En similar sentido se expresó el consejero Julio César Uribe Acosta: “Cuando alcancé el primer piso, soldados del Ejército y personal de la Policía me protegieron con sus armas y me condujeron a la Casa del Florero, donde nos atendieron en debida forma”. 2 8. Sin embargo, para un número indeterminado de civiles y, por lo menos, una guerrillera, el arribo a esta casa colonial representó el inicio de un nuevo y largo suplicio, el cual aún subsiste para algunas de sus familias. Estas personas, como previamente se señaló, eran catalogados como “rehenes especiales”, ya que por su apariencia (edad, raza, condición socioeconómica) o por el lugar en el que se encontraban al ser hallados, entre otros factores, levantaron algún tipo de sospecha en el personal de la Fuerza Pública, así como, en algunos casos, en sus propios compañeros de cautiverio. 9. La Comisión de la Verdad tuvo acceso a desgarradores relatos que dan cuenta de las torturas y los tratos inhumanos y degradantes a que fue- ron sometidos varios de estos “rehenes especiales”. Este es el caso de dos estudiantes de derecho de la Universidad Externado de Colombia, Yolanda Santodomingo y EduardoMatson Ospino, visitantes ocasionales de la Corte que el 6 de noviembre acudieron al Palacio de Justicia para la presentación de un examen y la realización de una investigación para una asignatura. Estos jóvenes, una vez sacados del Palacio, fueron llevados al segundo piso de la Casa del Florero, zona reservada para los “rehenes especiales”. En este lugar fueron obligados a estar en cuclillas contra una pared, y fueron víctimas de abusos físicos y psicológicos: Todos llegaban y se sentían con derecho a patearme. Me decían “perra hp, guerrillera”. Todas las botas negras pegaban durísimo y se ensañaron con mi riñón derecho. Me preguntaban que en dónde me cambié y 1 Serrano y Upegui, óp. cit. 2 Ibíd.
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