Informe final de la Comisión de la Verdad, sobre los hechos del Palacio de Justicia

Informe final de la Comisión de la Verdad sobre los hechos del Palacio de Justicia 164 versiones unívocas, convergentes y responsivas de los testigos presenciales del asesinato. 195. En efecto, el abogado Gabriel Salom, ante el Tribunal Especial, refirió así las circunstancias en las que fue mortalmente herido Gaona: Manuel Gaona me tomó a mí de la mano y empecé a salir con él y con otro Magistrado [al] que no le vi la cara, porque no podía yo caminar, yo me arrastraba y ya en la puerta del baño nos dijo el comandante: “Tranquilos que a ustedes no les va a pasar nada, ya que son mi última salvación”. También le oí en forma confusa que el comandante decía que había perdido su última carta. Segundos después y siguiendo en la misma posición de sentados en el suelo, oí nuevamente que Manuel Gaona le daba las gracias por tomar tan sensata decisión, es decir, porque al parecer se iban a rendir y nosotros íbamos a ser los rehenes que en cierto modo los íbamos a proteger. Sin embargo cuando nos dijo que siguiéramos recostados muy cogidos de la mano, sentados en el corredor, Manuel le dijo que eso no podía ser, que nosotros no íbamos a ser carne de cañón, porque nos iban a sacar donde estaba el fuego cruzado, que eso no podía ser porque de todas maneras nos iban a matar y fue en ese momento y sin habernos movido de nuestro sitio cuando empezaron a disparar contra nosotros y sentí un fuerte golpe en la espalda, que me botó hacia el rincón y en seguida pesadamen- te cayó sobre mi cabeza la de Manuel Gaona, quien manaba por la misma gran cantidad de sangre. También en ese momento sentí los primeros impactos de bala en mis piernas, toda vez que inicialmente sentí unos fuertes corrientazos y un calor extraordinario para perder posteriormente toda sensibilidad en las mismas. En esta posición, es decir, debajo de Manuel Gaona, permanecí yo creo que por espacio de una hora y pude advertir que Gaona estaba exangüe. 196. Como claramente se desprende de este relato, lo que pretendía el guerrillero del M-19 conocido como “comandante”, al ordenarles a Salom y Gaona “que siguiéramos recostados muy cogidos de la mano”, no era otra cosa que servir de escudos humanos ante el Ejército, que estaba apostado en las escaleras. Por eso, según el testigo, Gaona reaccionó y se opuso a que los utilizaran como “carne de cañón, porque nos iban a sacar donde estaba el fuego cruzado, que eso no podía ser porque de todas maneras nos iban a matar y fue en ese momento y sin habernos movido de nuestro sitio cuando empezaron a disparar contra nosotros…”. 197. Así pues, si estos rehenes se negaron a salir como lo ordenaba el guerrillero, obviamente nunca estuvieron en la línea de fuego del Ejército, porque “nosotros no íbamos a ser carne de cañón”, ni iban a salir “donde

RkJQdWJsaXNoZXIy NzAxMjQz